Por @Alvy — 12 de Junio de 2019

Parece que estos días los rediseños están de moda. Ahora ha sido Firefox quien ha hecho evolucionar (más que «cambiar») su marca para adaptarla a la línea de productos que ya no son sólo el navegador web sino muchos más. Con lo que además han aprovechado para cambiarlo casi todo: logotipos e isotipos para todos los productos, una nueva paleta de colores y gradientes y hasta una nueva tipografía: Zilla Slab.

Quizá lo más interesante es que encargaron en el trabajo participaron tres equipos independientes con participantes de la agencia de diseño Johnson Banks, Ramotion (UI/UX) y Jon Hick, uno de los primeros diseñadores del logo original. En total necesitaron unos 18 meses.

Mozilla rediseña su marca, incluyendo logotipos, isotipos, colores y tipografía

El método de trabajo consistió en una estrategia de diseño abierto que puede verse en Mozilla Open Design. Las ideas se iban publicando y la gente iba opinando. Pronto se dieron cuenta que el popular zorrito no era necesariamente obligatorio; eso llevó a diseños más geométricos. Al final se quedaron con los tres conceptos que más encajaban: Fire/Fox/Free y jugaron con ellos. Muy interesante al respecto: Designing in the Open.

¿Un rediseño de 18 meses, para una línea de productos enorme con grandes implicaciones y que afecta a 250 millones de usuarios…? ¿A qué me recuerda a mi esto…? Ahí, sí, a lo del nuevo logo de Correos y la famosa polémica. (Dejo aquí constancia de que yo también estoy en el grupo de los indignados, que conste).

Firefox depende 100% de la Fundación Mozilla (una organización sin ánimo de lucro) y sigue sus mismos principios para el «bien público» y la internet abierta. Aunque lógicamente hay que respetar el tema de las marcas registradas y su uso puntual casi todos los materiales que hay en su web tienen licencias libres y Creative Commons para quien quiera usarlos, lo cual incluye textos, imágenes, tipografía, etcétera. La fundación tiene unos 1.000 empleados e ingresa unos 500 millones de dólares anuales; aparte cuenta con un ejército de entusiastas voluntarios.

No sabemos cuánto habrán pagado por este rediseño.

(Vía It’s Nice That.)

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