Por @Wicho — 28 de Noviembre de 2017

Lanzamiento del Meteor-M 2-1

Un cohete Soyuz-2.1b despegaba del cosmódromo Vostochni a las 6:41:45 del 28 de noviembre de 2017, hora peninsular española, para poner el órbita el satélite meteorológico Meteor–M 2-1 junto con otros 18 satélites más pequeños que iban de acompañantes. Pero si bien la primera parte de la misión se desarrolló con éxito, dejando en órbita la etapa superior y los satélites, las cosas empezaron a torcerse poco después.

Decía Roscosmos, en un ejercicio de lenguaje lo menos comprometido posible (el énfasis es mío) que

Según el plan de vuelo, las tres primeras etapas del Soyuz-2.1b han dejado la etapa superior en la órbita intermedia especificada. Sin embargo, durante la primera sesión de comunicaciones planificada con el satélite no fue posible establecer una conexión debido a su ausencia en la órbita destino.

Está aún sin confirmar pero parece ser que la etapa superior Fregat estaba mal programada y con su primer encendido en vez de llevar su carga a una órbita superior lo que hizo fue precipitarlos sobre el Atlántico, condenándola a su destrucción en una reentrada no controlada que parece haber sido vista por numerosos pilotos. Todo parece indicar que la Fregat «simplemente» disparó sus motores en la orientación equivocada.

El Meteor-M 2-1 y la Fregat
El Meteor-M 2-1 y la Fregat (el donut dorado de la parte inferior). También se ven alguna de las cargas secundarias

El Meteor-M 2-1 debía unirse a los satélites meteorológicos rusos en órbita polar de nueva generación que entró en servicio en 2009 con el satélite Meteor-M 1 seguido por el Meteor-M 2 en 2014. Pero dado que el Meteor-M 2 sigue operativo, aunque con algunas limitaciones en algunos de sus instrumentos, y que el lanzamiento del Meteor-M 2-2 está programado para 2018 el impacto de la pérdida del Meteor-M 2-1 no debería ser demasiado severo.

Impresión artística del Meteor-M 2-1 en órbita

Otra cosa es lo que pasa con los 18 satélites extra, ya que aunque algunos son de constelaciones de satélites como los Lemur, que no se verán gravemente perjudicadas más allá de lo económico –y para eso están los seguros– otros son misiones únicas que, como poco, se verán retrasadas.

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