Por @Wicho — 26 de Mayo de 2023

Esta pasada madrugada un cohete Electrón de Rocket Lab despegaba desde sus instalaciones en Nueva Zelanda para la misión Coming to a Storm Near You. A bordo iban los dos últimos satélites de la constelación TROPICS de la NASA, que fueron colocados en la órbita prevista sin problemas. Horas después la agencia confirmaba que estaba en contacto con ellos.

Esto completa el despliegue de la constelación, que tendría que haber constado de seis satélites de no haber resultado perdidos los dos primeros en un lanzamiento fallido a bordo de un Rocket 3 de Astra en junio de 2022. Así las cosas, la agencia tendrá que contentarse con cuatro, y los dos lanzados hoy se unirán a otros dos lanzados por Rocket Lab hace un par de semanas.

TROPICS viene de Time-Resolved Observations of Precipitation structure and storm Intensity with a Constellation of Smallsats, de Observaciones con resolución temporal de la estructura de las precipitaciones y la intensidad de las tormentas con una constelación de pequeños satélites. La información que recojan se combinará con la de otros satélites meteorológicos. Ayudará a comprender cómo se forman y desarrollan los huracanes.

Al ser finalmente cuatro y no seis los satélites el tiempo de revisita será de 75 minutos y no de 50 como estaba previsto, pero es mucho menor que cualquier cosa de la que dispusiéramos hasta ahora.

Ha sido el quinto lanzamiento de Rocket Lab este año y el número 37 de un Electrón, que en total ha colocado ya 163 satélites en órbita.

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Por @Wicho — 26 de Mayo de 2023


Ryo Ujiie, el director de tecnología de ispace, durante la presentación del informe sobre el accidente – ispace

Un mes después de su intento fallido de alunizaje la empresa japonesa ispace ha hecho públicos los resultados de su investigación sobre el fallo. La conclusión es que unos ajustes demasiado restrictivos del software de a bordo llevaron a la sonda a creer que estaba casi sobre la superficie de la Luna cuando en realidad estaba a unos tres kilómetros más arriba de lo que pensaba.

El problema vino de que el altímetro láser que iba midiendo la distancia de la sonda a la superficie lunar registró de repente una bajada de 3.000 metros. Era correcto porque la sonda acababa de pasar sobre el borde del cráter Atlas, en el que iba a aterrizar, cuyo fondo está a esos 3.000 metros por debajo del terreno circundante. Pero el software de a bordo decidió que eso no podía ser y que el altímetro –que estaba funcionando bien– tenía que estar fallando, así que procedió a ignorarlo a partir de ese momento.

Y a perderse, porque a partir de ahí pensaba que estaba a tres kilómetros menos del suelo de los que en realidad estaba. Así que cuando estimó que estaba a la altitud correcta procedió a ejecutar la maniobra de alunizaje. Para eso se colocó en vertical y activó el motor de frenado para alcanzar la velocidad de un metro por segundo con la que debía posarse.


Los 3.000 metros de la discordia – ispace

Ejecutó la maniobra y el frenado perfectamente. Pero como estaba unos tres kilómetros más arriba de lo que pensaba siguió descendiendo a un metro por segundo hasta que se le terminó el combustible, que estaba calculado para un descenso desde menos altura. Y entonces se desplomó sobre la Luna. Que aunque un sexto de la gravedad de la Tierra, aún tiene gravedad. De ahí el piñazo, que por cierto se puede ver en una imagen tomada hace unos días por la Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA:

Un factor que contribuyó al accidente fue que la decisión de modificar el lugar de aterrizaje después de haber llevado a cabo la revisión crítica del diseño de la misión, que finalizó en febrero de 2021. Tras esta modificación ninguna de las simulaciones de la secuencia de aterrizaje influyó el perfile real del terreno que tenía que sobrevolar la sonda, lo que previsiblemente hubiera permitido detectar el fallo.

ispace dice que toma buena nota del problema y que adoptará las medidas oportunas para que no vuelva a suceder en el próximo intento, previsto para 2024. Y que probará todo más meticulosamente.

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Por @Wicho — 25 de Mayo de 2023

VSS Unity, el avión cohete de Virgin Galactic, acaba de aterrizar tras un vuelo propulsado en el que ha superado ligeramente los 87 kilómetros de altitud. Es su primer vuelo propulsado desde aquel en el que Richard Branson cumplió su sueño de ir «al espacio». Ha sido el vuelo número 25 del avión cohete; el número cinco «al espacio».

Entrecomillo lo de «al espacio» porque para la Federación Aeronáutica Internacional (FAI) el límite del espacio está en los 100 kilómetros; y esa era la altitud que al principio quería superar Virgin Galactic. Aunque luego decidieron contentarse con los 80 kilómetros que reconocen la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos y la NASA.

Durante estos casi dos años de parón la empresa ha aprovechado para revisar y hacer mantenimiento profundo y mejoras tanto en el avión cohete como en VMS Eve, su avión nodriza.

En el vuelo de hoy iban seis personas de la empresa: dos pilotos y otras cuatro en la cabina de pasajeros que tenían como misión terminar de comprobar que todo funciona como se espera.

En total once personas distintas han hecho vuelos suborbitales en los aviones cohete de Virgin Galactic, tres más de las que en su momento lo hicieron en el X-15. Pero aún les gana Blue Origin, en cuya cápsula tripulada –ahora mismo parada por un fallo del cohete en su más reciente lanzamiento– han volado 31 personas, quienes además lo han hecho por encima de los 100 kilómetros.

Unity visto desde la derecha y ligeramente por detrás y abajo
VSS Unity planeando de vuelta a casa – Virgin Galactic

La idea es que si los datos obtenidos del vuelo de hoy son satisfactorios en un par de meses la empresa comenzará con sus vuelos comerciales al espacio. En el primero de ellos irán a bordo tres personas de la Fuerza Aérea Italiana, quienes llevaran a cabo varios experimentos. A ver si corre mejor suerte que su empresa hermana Virgin Orbit, que acaba de cerrar.

Aunque parece complicado a pesar de que el pasaje para esos vuelos suborbitales sale en 450.000 dólares. O precisamente por eso. Yo hay semanas que no los gano.

La empresa está en Twitter como @VirginGalactic.

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Por @Wicho — 25 de Mayo de 2023

Kathy Lueders celebra la apertura de escotillas entre la Crew Dragon Endeavour y la EEI – NASA/Joel Kowsky
Kathy Lueders celebra la apertura de escotillas entre la Crew Dragon Endeavour y la EEI en la primera misión tripulada de la nave de SpaceX– NASA/Joel Kowsky

A finales de marzo la NASA anunciaba que Kathy Lueders, quien llegó a ser la máxima responsable de las misiones tripuladas de la agencia, iba a dejarla el 30 de abril tras algo más de 30 años. Ella misma decía en su cuenta de Twitter que había sido una difícil decisión.

Entonces no dijo nada de su futuro profesional –a lo mejor aún no lo tenía cerrado– pero hace unos días se ha sabido que la ha fichado SpaceX como directora general de Starbase, donde entre otras cosas supervisará el desarrollo del Starship. Estará a las órdenes de Gwynne Shotwell, presidenta y y directora de operaciones de la empresa.

Durante su tiempo en la NASA Lueders dirigió el programa de tripulaciones comerciales del que los lanzamientos de la Crew Dragon a la Estación Espacial Internacional son el mayor exponente. Y también trabajó en los transbordadores espaciales y en programa de suministros comerciales a la Estación Espacial Internacional. Así que es más que probable que su experiencia y habilidades le vayan a ser extremadamente útiles a SpaceX de cara a poner en servicio regular –y tripulado– el Starship.

Visto su trabajo en la NASA creo que el tiempo demostrará que ha sido un gran fichaje por parte de SpaceX.

En SpaceX también está desde 2020 Bill Gerstenmaier, quien en su momento también ocupó el puesto de máximo responsable de las misiones tripuladas de la NASA, aunque su puesto en la empresa de Elon Musk es el vicepresidente de construcción y fiabilidad de los vuelos.

Kathy Lueders está en Twitter como @KathyLueders.

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