Por @Wicho — 21 de Enero de 2018

El cohete Electron de Rocket Lab bautizado como Still Testing ha llevado a cabo el primer lanzamiento con éxito para esta empresa, colocando en órbita un Dove de Planet Labs y dos Lemur-2 de Spire.

Este lanzamiento llega tras una campaña de lanzamiento en diciembre de 2017 en la que por motivos varios hubo que cancelar varios intentos y tras el lanzamiento fallido del primer Electron en mayo de 2017, aunque en esta ocasión el fallo vino por un fallo en la telemetría debido a una mala configuración de un equipo en tierra y no por ningún fallo del cohete, que funcionó perfectamente.

El Electron es un cohete innovador, construido íntegramente en materiales compuestos (fibra de carbono) y con un motor impreso en 3D que utiliza bombas eléctricas para mover el combustible en lugar de las turbobombas a gas de los cohetes más grandes. Con una longitud de 17 metros y un diámetro de 1,2 está pensado para lanzar cargas de entre 150 y 255 kilos, un segmento de mercado con gran demanda.

Still Testing en su transportador

La ventaja principal del Electron está en el precio, de poco más de cuatro millones de euros por lanzamiento, y en que Rocket Lab planea ofrecer lanzamientos muy frecuentes. El precio es similar al de un lanzamiento como carga extra en un cohete más grande, pero contratar con Rocket Lab evita los tiempos de espera asociados a contratar lanzamientos como «carga extra» en otros cohetes más grandes que suelen sufrir retrasos porque su carga principal no está lista.

La acción en el vídeo comienza sobre el minuto 14, pero es muy curioso verlo entero, aunque sólo sea por los comentarios del locutor, que habla de las ventajas de contratar lanzamientos con Rocket Lab –no hay que olvidar que es una empresa que quiere ganar dinero– y de los estupendos puestos de trabajo que tienen disponibles ahora mismo.

La empresa está en Twitter como Rocket Lab.

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