No recuerdo muy bien cómo descubrí la existencia del festival aéreo Air Legend. Aunque no descarto que haya sido gracias a una de esas veces en las que YouTube acierta y te enseña algo que te interesa. Pero sea como fuere el año pasado estuve en él y me encantó, ya que todavía tiene un tamaño manejable y está lleno de clásicos.
Según cifras de la organización cada día pasaron por él algo menos de 25.000 personas. Y la lista de aeronaves que vi en vuelo por primera vez no está nada mal: varios Socata TB-30 Epsilon, un Aérospatiale AS 313B Alouette II, pero no uno cualquiera sino el segundo prototipo del modelo; un Bede BD5-J, el minireactor de Octopussy, aunque no era el de la peli; y un North American T-28B Trojan… Y eso en la exhibición de la mañana.
El Alouette II, contraluz mediante – Wicho
En la de después de comer pude añadir a la lista un NHIndustries NH90; un North American AT-6 Texan «disfrazado» de Mitsubishi A6M Zero; una Pitts S-2S Special que por si fuera poco con su motor de explosión monta sendas turbinas ATM Lynx a los lados del morro; dos Morane-Saulnier MS-505, que es una versión francesa de la Fieseler Fi 156 «Storch», una de ellas con motor radial; un Beechcraft AT-11 Kansan; un De Havilland Vampire FB.6; un Lockheed Canadair CT-33, la versión canadiense del F-80 Shooting Star; un Lockheed P-38L Lightning; un Hawker Sea Fury FB.11, aunque por problemas con el motor apenas lo vi despegar; un Douglas AD-4N(A) Skyraider; un PZL-Mielec Lim-2, que es una versión de ataque a tierra producida en Polonia del Mikoyan-Gurevich MiG-17; un Canadair CL-13B-6 Sabre, que es la versión producida en Canadá del F-86 Sabre; un Douglas DC-6B; y una formación de cuatro Fouga Magister de la Patrouille Tranchant.
Y no es que no hubiera visto en vuelo ninguna de las aeronaves del festival, es que hay un montón. Si hago la lista de las que ya había visto en vuelo, debe ser tan larga como la de las que no. Pero, por citar unas pocas, no faltaron un C-47, unas Beechcraft 18, un Spitfire Mk. XIV, un par de P-40, otro par de Corsair F4U, un P-51 Mustang… O un A400M como concesión a los tiempos modernos.
La lista de aeronaves que ya van estando confirmadas para este año tampoco está nada mal.
Un aeródromo con historia
El festival tiene lugar a lo largo de un fin de semana de septiembre –este año será los días 6 y 7– en el aeródromo de Melun-Villaroche, situado unos 35 kilómetros al sureste de París.
Es un aeródromo con relevancia histórica para la aviación francesa, pues allí volaron prototipos de aviones como el Mystère, el Mirage, el Ouragan, o el avión de despegue vertical Balzac. Snecma, el fabricante de motores, también tenía allí un centro de ensayos. Aunque desde los 80 sus usuarios principales son la la Escuela Nacional de la Aviación Civil, el aeroclub de Melun-Villaroche, algunas empresas de mantenimiento, y un par de colecciones de aviones clásicos. De ahí que Air Legend tenga tantos.
Cuenta con dos pistas, la 28/10, de 1.975 metros, y la 01/19 de 1.300 que forman una T asimétrica, pues la 01/19 sale prácticamente del extremo de la 10. La zona abierta el público con la exhibición estática, las zonas de catering, los baños, las tiendas de «chuches» aeronáuticas, etc, está a lo largo del lado oeste de la 01/19. La 01/19 es también la pista a lo largo de la que se realiza la exhibición aérea, con su eje más o menos a la mitad de la longitud de la pista.
Como decía antes en la edición de 2024 hubo algo menos de 25.000 personas cada día. Y no me pareció agobiante. El número de baños y de puestos para comprar algo de beber y comer –aunque a precios de festival aéreo, claro– son suficientes para que no se formen colas descomunales, en especial en el rato que hay entre la exhibición aérea de por la mañana y la de por la tarde.
Para spotters
La orientación de las pistas supone que, según el fin de semana en el que se celebre el festival, las aeronaves en vuelo van a estar a contraluz hasta eso de las 14. Puedes comprobar las horas exactas utilizando Photo Ephemeris. No es un contraluz exageradísimo, que además estamos hablando de Francia en septiembre, pero es un contraluz.
Tampoco es un problema gravísimo porque como ya he dicho la exhibición aérea se divide en dos partes, una de 11:30 a 12:30 y la de tarde de 13:30 a 18:00 aproximadamente. Así que para la mayor parte de ella ya tendrás el Sol por detrás.
El «Zero» despegando por la 01 – Wicho
Eso sí, si quieres hacer fotos de los aviones y helicópteros que hacen bautismos de aire por la mañana, estarán a contraluz, ya que en su mayoría utilizan la 19 para despegar y la 01 para aterrizar.
Yo compré la entrada para planespotters, que tiene tres ventajas principales: tienes un aparcamiento especial, acceso anticipado a la exhibición estática, y acceso a una zona acotada para spotters. Además tienes una línea de información vía WhatsApp para estar más al loro de lo que pasa. Y puedes entrar al aeródromo el viernes, lo que con las entradas normales no sucede, pues son sólo para el sábado y el domingo.
La zona de spotters a eso de las 10:40 – Wicho
El precio de compra anticipada hasta el 15 de junio es de 45 euros para el viernes, 65 para el sábado, y 50 para el domingo. Aunque hay un pack para los tres días por 120 euros Por su parte las entradas normales salen por 30 euros y no hay paquete de descuento.
Lo del aparcamiento es muy de agradecer si vas a alquilar un coche para llegar allí, aunque si no también hay autobuses lanzadera desde el pueblo. El acceso anticipado a la estática, pues bueno, no tanto. Por un lado, ese acceso quiere decir que puedes entrar una hora antes. Pero aún así ya hay un montón de gente, lo que complica hacer fotos sin que salga nadie. Además, aunque se supone que las aeronaves ya tenían que tener las cubiertas retiradas, no fue ese el caso para todas. Al menos no el sábado, que es el día que estuve.
En cuanto a la zona para spotters, pues no está mal. Pero tampoco me pareció imprescindible porque, como ya he comentado, no hay millones de personas, así que no parece complicado conseguir un buen sitio para hacer fotos aunque sea fuera de esa zona. Eso sí, dentro de ella hay unas pocas sillas, con lo que si llegas a tiempo de pillar una pasarás un mejor día. Claro que siempre está la opción de llevártela puesta.
Lo que pasa es que como sucede a menudo con los festivales aéreos, tendrías que poder estar en varios sitios a la vez para poder hacer todas las fotos que molan. La mayor parte de los aviones, por ejemplo, despegan por la 10 y aterrizan por la 28. Así que la esquinita en la que se unen las dos pistas sería el sitio ideal para eso.
El Skyraider maniobrando en la 01/19 – Wicho
Claro que a cambio quedarías fuera del eje de la exhibición. Y entonces te pierdes otras cosas como los cruces de las formaciones o las roturas en las maniobras. O el despegue de los T6 por la 01. Y el aterrizaje y despegue, demostración del plegado de alas por medio, del Skyraider también en la 01.
La 01, por cierto, está un pelín elevada respecto al nivel del suelo de la zona de spotters, así que no es absolutamente fundamental conseguir sitio en primera fila. Pero, al menos el año pasado, la vegetación estaba algo larga y podía tapar parte del tren de aterrizaje de los aviones como se ve en las fotos del «Zero» o del Skyraider.
Merece mucho la pena
Por problemas de agenda, como decía antes, sólo estuve un día. Y como estuve centrado en hacer fotos apenas tuve tiempo para visitar las escenas montadas por los recreadores o las tiendas de recuerdos, aunque estas cierran un rato después de que termine la exhibición, así que tampoco me las perdí de todo.
Pero aún así creo que realmente merece la pena ir a Air Legend. Y eso que el año pasado la reproducción del Messerschmidt Me-262 que protagonizaba el póster ya no es que no volara, es que ni apareció en la exhibición estática. Pero son gajes del oficio. De lo que no estoy seguro al 100 % es de lo de la entrada para spotters. Aunque diría que sí aunque sólo sea por lo de poder aparcar cerca.
Y es que la cantidad de aeronaves clásicas que puedes ver no es algo que veas en todos los festivales aéreos.