Por @Alvy

Cómo escribir mensajes de error útiles y que realmente ayuden / Imagen: GPT-4o

Amy Hupe tiene este interesante artículo que quien diseñe una web o una app debería leer para tener claro cómo escribir mensajes de error que ayuden a los usuarios. Y es que todavía hoy en día es difícil navegar sin sentir de vez en cuando el arrebatamiento gómezobregoniano ante mensajes de error mal concebidos, absurdos o directamente inútiles.

El resumen para hacerlo bien no es ningún misterio:

  • Identificar los tipos de errores posibles: validación de datos, campos vacíos o erróneos en formularios, 404s, fallos de conexión… para saber qué está fallando.
  • Evitar tecnicismos y mensajes genéricos: nada de «Guru Meditation #00000004.0008AACB». Hay que ir al «Rellena este campo», «Sólo son válidos los números», «Se ha perdido la conexión», «Ha habido un problema al guardar los datos»… y similares. El truco es pensar en cómo se lo explicarías a tu abuela.
  • Evitar lo «divertido». Esto incluye ilustraciones, frases chistosas y similares. Estamos ante un error importante, no en el Club de la Comedia. (Aquí nosotros fallamos un poco).
  • Usar la voz activa, no pasiva. «No se han podido guardar los datos» mejor que «Los datos no pudieron guardarse».
  • Ofrecer alternativas o salidas claras. Basta indicar cómo puede solucionar el error el usuario, o si es imposible, ofrecer alternativas («Llama al teléfono 000… para hablar con soporte técnico») o al menos información («Inténtalo dentro de 5 minutos»).
  • Datos concretos mejor que genéricos. «El texto debe tener como máximo X caracteres» mejor que «Texto demasiado largo» (que puede inducir a seguir errando).

Lo triste de este asunto es que aunque una web bien diseñada y con los textos adecuados funcionará y proporcionará una experiencia mejor, una app o una web mal diseñadas y con mensajes de error absurdos estarán mal a cada paso que alguien de, lo que puede ser exasperante. En estos casos, paciencia, o a escribirles con alguna amable sugerencia, que a veces funciona.

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Imagen (CC) GPT-4o.

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Por @Wicho

Hace unos minutos la cápsula Shenzhou 20 se acoplaba al módulo Tianhe de la estación espacial china (CSS por sus siglas en inglés). A bordo va una nueva tripulación para la estación, que tiene previsto permanecer unos seis meses en ella.

Está formada por Chen Dong como comandante, en su tercera misión al espacio; Chen Zhongrui como operador de sistemas de la CSS; y Wang Jie como operador científico. Para ellos dos es su primera misión.

Foto formal de la tripulación con sus trajes espaciales
De izquierda a derecha Wang Jie, Chen Dong, y Chen Zhongrui – CMSA

Son la novena tripulación de la estación, la séptima con relevo a bordo de la anterior, lo que ha permitido que la estación lleve permanentemente ocupada desde la llegada de la Shenzhou 14 en junio de 2022. Ya son algo más de 1.300 días.

Una vez producido el relevo la tripulación de la Shenzhou 19 volverá a casa el próximo día 29 de abril.

Esta mañana, un par de horas antes del lanzamiento, estuve hablando del ambicioso programa espacial chino en Las mañanas de RNE. Han titulado la pieza China da un nuevo paso hacia la Luna. Aunque me sirve perfectamente el resumen que han hecho utilizando mis palabras: «Es una demostración más de que china se lo va a comer todo en los próximos años en exploración espacial, especialmente tripulada.»

El lanzamiento de la Shenzhou 20 se ha producido, por cierto, en el 55 aniversario del lanzamiento de Dong Fang Hong 1, el primer satélite artificial del país.

Relacionado,

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Por @Wicho

Foto de una biblioteca con una serie de luces que cuelgan del techo encendidas

Qué objeto tan asombroso es un libro: un ensamblaje de partes flexibles y chatas hechas a partir de un árbol, que siguen llamándose «hojas», impresas con garabatos pigmentados de oscuro. Al posar la mirada en él entras en la mente de otra persona – tal vez alguien muerto hace milenios.

A través del tiempo, el autor te habla, clara y silenciosamente, dentro de tu cabeza, directamente a ti. La escritura es capaz de unir a personas de diferentes eras que nunca se conocieron. Los libros rompen los grilletes del tiempo, son la prueba de que los humanos pueden hacer magia.

– Carl Sagan
vía Irene Vallejo

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Foto de Janko Ferlič en Unsplash

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Por @Wicho

La descripción
Donaldjohanson visto por el instrumento Long-Range Reconnaissance Imager (L’LORRI) de Lucy – NASA/Goddard/SwRI/Johns Hopkins APL/NOIRLab

Lanzada el 16 de octubre de 2021, la sonda Lucy de la NASA tiene como objetivo estudiar los asteroides troyanos de Júpiter. Está previsto que comience su misión en 2027. Pero en su camino hacia su destino el pasado domingo 20 de abril de 2025 sobrevolaba el asteroide 52246 Donaldjohanson. Y ya hemos empezado a recibir imágenes del encuentro, aunque aún faltan semanas para que lleguen todas porque la cobertura 5G allí no va muy bien.

Tras su lanzamiento Lucy ha usado dos asistencias gravitacionales de la Tierra para coger velocidad y modificar su trayectoria de cara a su llegada a 3548 Eurybates, el primero de sus objetivos. Pero la trayectoria ha sido diseñada de tal forma que ya el 1 de noviembre de 2023 hizo un sobrevuelo del asteroide Dinkinesh. Y para que sobrevolara 52246 Donaldjohanson.

Trayectoria de la misión – Southwest Research Institute
Trayectoria de la misión – Southwest Research Institute

Estos dos encuentros le han servido como ensayo general de sus futuros encuentros con los asteroides troyanos que va a estudiar, ya que no lleva combustible a bordo como para frenar cuando se acerque a ellos ni mucho menos para acelerar de nuevo para irse a otro.

De hecho en total pasará unas 24 horas observando sus objetivos a lo largo de los 12 años de su misión. Si al terminar este recorrido le queda combustible y los sistemas de a bordo siguen funcionando correctamente es posible que se prorrogue su misión para visitar más asteroides.

En el caso de Donaldjohanson llegó a una distancia mínima de 960 kilómetros del asteroide, moviéndose a una velocidad relativa a él de 13,4 kilómetros por segundo. Así que para observarlo correctamente ha tenido que maniobrar con la suficiente agilidad como para poder mantenerlo en el campo de vista de sus instrumentos. Y no parece haber tenido problemas con ello.

Las observaciones hechas desde tierra sugerían una forma alargada y un tamaño de unos cuatro kilómetros. Pero ahora sabemos que en realidad mide 8×3,5 kilómetros, con lo que sale cortado en las imágenes tomadas más de cerca. Así que no lo veremos entero hasta que vayan llegando más datos.

Lo que es más una sorpresa y una casualidad casi cósmica es que ha resultado ser un asteroide de contacto formado por la fusión de dos asteroides distintos, igual que Dinkinesh. Y que el asteroide que Lucy descubrió en órbita alrededor de Dinkinesh. Eso sí, los que los forman parecen dos asteroides historias muy diferentes, ya que uno parece bastante más acribillado por impactos que el otro.

También ha sorprendido la forma que tiene el asteroide en la parte que une sus dos mitades, que en palabras de la NASA recuerda un par de conos de helado metidos uno dentro de otro.

Donald Johanson, por cierto, es el paleoantropólogo que descubrió los restos fósiles bautizados como Lucy que dan nombre a la sonda de la NASA. Y fue el equipo de la misión el que escogió el nombre para el asteroide allá por 2015, mucho antes de que la agencia tan siquiera hubiera aprobado la misión.

Es un homenaje a su buen hacer –consiguieron montarla y lanzarla en tiempo y presupuesto a pesar de la pandemia de covid– que hayan podido finalmente visitarlo.

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