Lego acaba de confirmar que ha aprobado la propuesta de Tkel86 para poner a la venta el cohete en el que Tintín y sus colegas viajan a nuestro satélite en Objetivo: la Luna y Aterrizaje en la Luna. Es la primera vez que Lego se mete en el universo de Tintín.
El conjunto está diseñado a partir de las ilustraciones de los cómics e incluye tanto el cohete como la torre de lanzamiento, aunque no a escala de los minifig porque sino sería enorme. Y carísimo. Más caro de lo que ya intuimos que va a ser, claro.
Tal y como están diseñados el cohete son 1.022 piezas y la torre 643. Aunque puede que cuando por fin salga a la venta, lo que está previsto para el año que viene, el número total de piezas haya cambiado una vez que hay pasado por el proceso de adaptarlo a ser un producto comercial.
La ventaja de que no vaya a salir hasta el año que viene es que nos da tiempo a irle haciendo sitio. Y a ahorrar.
La corona solar vista por el instrumento ASPIICS de la misión Proba-3 el pasado 25 de mayo – ESA/Proba-3/ASPIICS/WOW
¿Sabes cuando estiras un brazo para tapar el Sol con la mano y así intentar ver algo en el cielo que está cerca de él? Pues, salvando todas las distancias, es lo que acaban de hacer las naves de la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) para crear su primer eclipse solar artificial y así conseguir imágenes de la corona solar.
Lanzada el cinco de diciembre de 2025 por un PSLV-XL desde el Centro Espacial Satish Dhawan en Sriharikota, India, la misión está formada por dos naves que vuelan de forma independiente pero coordinada.
Son el Ocultador –tu mano– y el Coronógrafo –tus ojos–, que aunque fueron lanzados juntos pronto se separaron para que desde el control de la misión fueran viendo su capacidad de maniobra y de mantener una posición relativa con precisión.
De hecho para obtener la imagen de arriba el Ocultador se colocó a 150 metros de distancia del Coronógrafo y mantuvo su posición con una precisión de hasta un milímetro durante varias horas. Eso hizo que su disco de 1,4 metros de diámetro se proyectara como una sombra de ocho centímetros sobre la apertura de cinco centímetros del instrumento ASPIICS.
Impresión artística de las dos naves de la misión en órbita alrededor de la Tierra y de la sombra que proyecta el Ocultador sobre el Coronógrafo – ESA
Lo que hacen las dos naves de la misión es lo que hacemos en la Tierra durante un eclipse total de Sol para obtener imágenes de la corona solar gracias a la Luna. Pero si bien los eclipses se dan, como mucho dos veces en un año, aunque lo más habitual es que sea uno al año, Proba-3 puede crearlos a voluntad.
Además, si un eclipse natural dura apenas unos minutos desde cada punto de observación, Proba-3 puede hacerlo durar hasta unas seis horas durante cada una de sus órbitas, que duran algo menos de 20 horas.
Esto es porque aprovecha la parte más alejada de la Tierra de su órbita altamente elíptica de 600×60.530 kilómetros para volar en formación, ya que la influencia de la gravedad de nuestro planeta es menor en esos momentos.
Por el contrario, cuando se van a acercando a la Tierra adoptan posiciones relativas que aseguran que las dos naves no vayan a chocar. Es también durante esa fase cuando vuelven a adquirir datos de los sistemas de posicionamiento para determinar sus posiciones de cara a la siguiente órbita.
Por ahora la misión aún está en la fase de puesta en marcha, así que desde el control de la misión observan atentamente el desarrollo de las maniobras por si hubiera que intervenir. Aunque la idea es que el el futuro la misión funcione de forma totalmente autónoma.
Al no estar metida dentro de la atmósfera la misión puede obtener unas imágenes de la corona del Sol bastante más precisas y detalladas que las que obtenemos desde tierra. La idea es que Proba-3 nos de nuevos datos que nos permitan entender mejor el origen de las eyecciones de masa coronal (CME), que pueden perjudicar el funcionamiento de los satélites y las redes eléctricas de la Tierra. La misión también medirá la irradiancia solar total, lo que permitirá seguir los cambios en la producción de energía del Sol que pueden influir en el clima de la Tierra.
Además, está sirviendo como plataforma de pruebas para los sistemas de navegación y posicionamiento que monta, que podrán ser incorporados en futuras misiones.
La Starship 36, que es la que SpaceX iba a utilizar para el décimo vuelo de prueba (IFT-10) del Starship en combinación con el Booster 16, y que esperaba lanzar antes de que terminara el mes, ha explotado durante una prueba de encendido estático de sus motores. Aunque afortunadamente no ha habido que lamentar daños personales.
Sí, es un lío que el cohete entero se llame igual que su primera etapa. En este caso lo que ha explotado es la segunda etapa Starship 36; lo que está a salvo es la primera etapa, el Booster 16. El Booster 16 y la Starship 36 juntos iban a ser lanzados en el IFT-10.
Esto, obviamente, causará un retraso en el lanzamiento del IFT-10, no tanto porque SpaceX no disponga de otras segundas etapas, que las tiene, sino porque habrá qué ver qué falló y los posibles daños que puede haber sufrido las instalaciones de Starbase.
Pero es además un nuevo revés en el programa de desarrollo del Starship (del programa entero), ya que se une a los fallos de los lanzamientos IFT-7, 8 y 9.
Mucho tienen que cambiar las cosas para que SpaceX consiga lanzar 25 Starship este año tal y como adelantaba Kathy Lueders a finales de 2024. Y ya no digamos para que se cumplan las descabelladas previsiones de Elon Musk de lanzar cinco Starship a Marte en 2026.
Oisín Moran programó este Reloj sumerio, que es como reloj digital normal y corriente solo que los dígitos están en numeración babilónica, una de las opciones disponibles en Unicode, para mostrar en pantalla aunque originalmente fuera cuneiforme.
Es sabido que la civilización sumeria, una de las más antiguas del mundo, floreció en Mesopotamia hace más de 5.000 años. Fue la responsable de muchas innovaciones, entre ellas su peculiar sistema de numeración sexagesimal, lo que hoy en día llamaríamos «base 60». Esta notación fue clave para medir el paso del tiempo: es por ella que dividimos todavía a día de hoy las horas en 60 minutos y los minutos en 60 segundos.
Como curiosidad, si esperas lo suficiente, verás que el cero no tiene símbolo, simplemente aparece un hueco en blanco. Esto no llegaría hasta bastante más adelante en la historia.
Las tablillas de arcilla sumerias, grabadas con escritura cuneiforme, dejaron constancia de calendarios, ciclos lunares y registros astronómicos. Si los sumerios hubieran inventado un reloj digital, seguro que tendría forma de tablilla y contaría el tiempo en símbolos claviformes como los de esta web.