Por @Alvy — 12 de Septiembre de 2023

Hay un cometa nuevo en el firmamento; se llama Nishimura y se puede ver estos días en el cielo nocturno
Cometa C/2023 P1 Nishumura el 6 de septiembre de 2023 / Foto (CC) PJ Singh.

El astrónomo aficionado japonés Hideo Nishimura descubrió el cometa C/2023 P1 con una cámara digital la noche del 11-12 de agosto pasado; ahora el objeto interestelar ya lleva su nombre: C/2023 P1 Nishimura. El hallazgo del nuevo cometa lo hizo con unas fotografías de larga exposición (30 segundos) y una Canon EOS 6D, demostrando así que incluso los instrumentos más humildes pueden superar a los grandes telescopios.

El C/2023 P1 Nishimura puede verse estos días más o menos con el brillo de Géminis, y seguirá aumentando de luminosidad a medida que se acerca al Sol, alcanzando su perihelio el 18 de septiembre, cuando se acercará hasta 34 millones de km de nuestra estrella. Al parecer en el paso está perdiendo parte de su cola, pero aun así quienes lo han visto dicen que es bastante llamativo.

Si utilizas una app o un planetario online que ya lo haya incorporado a su catálogo, como Stellarium o The Sky Live podrás seguir su trayectoria. Dicen que en general el mejor día para verlo es el 17 de septiembre cuando tendrá magnitud 5 y estará situado sobre la constelación de Virgo (al Oeste); para los que estamos en el hemisferio norte recomiendan verlo mañana miércoles 13 de septiembre al amanecer, unos 20-25 minutos antes de que salga junto al Sol por el Este, entre las 06:40 y las 7:20.

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Por @Alvy — 4 de Septiembre de 2023

¡Ahora Descubre Iedra y Busca Palabras Como un Experto!

Iedra se define como:

(…) un buscador y explorador de palabras. Se puede entender como lo opuesto a un diccionario ordinario. En estos, se parte de una palabra para hallar su definición. En Iedra, se parte de una definición y se hallan las palabras que la satisfacen.

Escogiendo bien los términos de búsqueda, Iedra puede servir también como tesauro asociativo, buscador etimológico, buscador de sinónimos, buscador de categorías gramaticales y otras funciones lexicológicas.

Ahora vía @Lirondos me entero que además del Diccionario de la Lengua Española (DLE) y el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) han añadido el Diccionario del español actual (también conocido como Seco) de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos.

Como dice Elena, parece bastante ridículo que haya una suerte de guerra de patrocinios entre empresas privadas (mayormente bancos) para patrocinar algunos de estos diccionarios en sus ediciones digitales. Como si el idioma no fuera lo suficientemente importante como para entrar en los presupuestos públicos.

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Por @Alvy — 31 de Agosto de 2023

Vi que en The Guardian hablaban de El imperio de los chimpancés (Chimp Empire, 2023, Netflix) como si fuera «Succession, pero con simios» y lo describían como «una historia de traición, conflicto y luchas de poder». Así que como solo eran 4 episodios que se pueden ver en una maratón, a ello que me puse.

Humanos y chimpancés compartimos el 98% de nuestro código genético*, de modo que es normal que los llamemos «primos lejanos» y que en sus gestos, movimientos y comportamiento nos resulten tan familiares. Yo no soy muy de documentales de animalitos, pero los chimpancés siempre me han caído simpáticos, más que los pulpos o los dragones de Komodo. Así que me resultó entretenido ver las familias/manadas de chimpancés de todas las edades, desde los recién nacidos de 1 a 3 años hasta la más viejecita, de 65, haciendo… sus cosas de chimpancés.

El documental narra cómo es la vida cotidiana de los chimpancés de Ngogo (Uganda) y los conflictos que surgen en dos grupos, los «centrales» y los «occidentales», tanto dentro de ellos como para conquistar territorio. Está la parte de cómo consiguen alimentos, cuál es la jerarquía y cómo practican el grooming (acicalamiento social) que tan importante les resulta para desparasitarse y establecer relaciones de amistad, poder y sometimiento. Por otro lado está cómo cada grupo defiende su territorio, explora y lucha para conquistar nuevas zonas con recursos, como árboles frutales.

Visto sin preguntarse nada más, el documental es genial. Pero naturalmente hay que salirse un poco de ese efecto Succession y darle una vuelta –como han hecho muchos espectadores– sobre si lo que se ve en las imágenes es lo que se cuenta o es parte de una narrativa sugerida o imaginada por quienes realizan el documental. Porque sí, hay peleas y casi guerras a lo Juego de tronos, pero no se ve mucha violencia (ni siquiera cuando cazan otros pequeños monos de los que se alimentan); todo lo más, se ven monos yendo de acá para allá, agitando ramas con música de fondo y narración sugerente; de repente todo lo que esperaban que sucediera ya ha sucedido. Lo mismo sucede cuando los monos se acicalan o están en soledad: ¿están «pensando en sus cosas» o más bien en la merienda, y es el narrador quien se inventa una «película»?

La verdad es que todas las escenas (sean más o menos sugeridas) resultan apasionantes. Como humano, no puedo dejar de pensar lo fácil que lo tendrían si se dieran cuenta de que pueden coger piedras o palos para atizarle en la cabeza a los monos de la otra manada, acabando así fácilmente con las guerras de territorios. Pero sus pequeños cerebros parece que no dan ese paso; al menos no de forma súbita, ni mayoritariamente. ¡Ah, cuánta razón tenía Kubrick en 2001, es justo lo que les falta para ser más inteligentes!

Según he leído para grabar el documental se dedicaron 18 meses en el Parque Nacional Kibale de Uganda, en condiciones pésimas de luz y ambiente, lo cual de por sí ya es una proeza. Y no, a diferencia de lo que mucha gente piensa, todas las imágenes son reales, no hay CGI («monos generados por ordenador»), que hubiera sido lo fácil hoy en día. Todo es real, aunque la interpretación de lo que pasaba en el interior de la cabeza de los chimpancés la pongan los documentalistas.

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* El dato varía entre el 90 y el 99% según fuentes.

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Por @Alvy — 24 de Agosto de 2023

La Royal Society ha publicado en su canal este didáctico vídeo que enseña cómo es la Tierra por dentro, viajando desde su superficie hasta el centro, viajando visualmente en tan solo tres minutos, con una «nave perforadora» que se asemeja tanto a la de la peli de serie-B En el corazón de la Tierra (1976) como a la de la infame El núcleo (Jon Amiel, 2003), una película que bate todos los récords de detalles anticientíficos por segundo.

El viaje nos lleva a través de todas las capas de la Tierra: de la corteza terrestre al manto, el núcleo externo y el núcleo interno. El centro está a unos 6.370 km de profundidad, donde habría «gravedad cero» y una presión y temperaturas extremas. De hecho no sabemos mucho sobre las capas del núcleo o su composición; tan solo que de algún modo generan el campo magnético del planeta. La lava de los volcanes está en la corteza y el manto; cuando las placas de los continentes que se asientan sobre ella se desplazan se producen los terremotos.

De este tipo de vídeos siempre se aprende algo, como que sólo hemos encontrado vida a una profundidad entre 2 y 3 km, unos extraños gusanos que aparecieron en unas excavaciones. O que existe una ciudad en Turquía llamada Derinkuyu que se excavó hacia el año 370 a.C. y permitía a 20.000 personas vivir en grandes túneles a 85 metros de profundidad.

Desde luego parece claro que aunque la tierra firme la conocemos bien y los océanos relativamente poco, debajo de «la cáscara» apenas sabemos qué hay ni qué sucede. Casi que sabemos más de lo que sucede en el espacio exterior e interplanetario, donde sin duda hemos viajado mucho más lejos… También porque parece más interesante y prometedor, claro.

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