Por @Alvy — 30 de Junio de 2024

La Valve.Computer es una obra de arte de la computación; moderna pero antigua a la vez

Este curioso chisme con cuya página me crucé el otro día es la Valve.Computer o Computadora de válvulas Es un curioso híbrido de máquina antigua de los años 50 utilizando válvulas de vacío (válvula termoiónica). Es obra de un entusiasta de la tecnología jubilado, que requirió 18 meses, sobre todo de soldadura.

El diseño de esta computadora es de 8 bits, como los ordenadores de los años 70 y 80 y requiere en total 1.120 tríodos 6N3P de 560 válvulas, que funcionan como puertas lógicas NOR dobles. Requiere ni más ni menos que 200 amperios, así que en la habitación en la que está instalado hace un poco de calorcito; utiliza 5 fuentes de alimentación MP6 de 60 A cada una.

Esquema del Valve.Computer

La máquina incluye una ALU (unidad aritmético-lógica) de 8 bits, una memoria de válvulas, otra memoria de relés y una NVRAM moderna. Hay un vídeo que muestra al Valve.Computer calculando la secuencia de Fibonacci (hasta 32 bits) y otro con un juego estilo Pong.

El conjunto es bastante espectacular, un poco al estilo de los ordenadores de Star Trek, las viejas computadoras de los años 50 y el look de montaje artístico para una exposición. Toda una obra de amor al arte y a la tecnología.

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Por @Alvy — 28 de Junio de 2024

En este vídeo Adam Savage, nuestro cazador de mitos favorito, prueba en primera persona el Pillbot, un «endoscopio en forma de cápsula, motorizado e inalámbrico». En otras palabras: es un robot-cámara-cápsula experimental que por su tamaño es tragable (pesa 3 gramos), y que puede emitir imágenes que capta con una minicámara y además se puede «pilotar» con un joystick, porque tiene tres motores. ¡Diversión asegurada en el interior de tus tripas! Lo divertido del asunto empieza en el vídeo a partir de 17:00 (18:30 para los ansiavivas).

El pillbot emite sus señales mediante radio de baja frecuencia, que es menos propensa a las interferencias, aunque se va ajustando automáticamente para que no se pierda la señal. El resultado son unos 8 fotogramas por segundo en color, resolución razonablemente buena. El robot tiene una batería que permite usarlo entre 30 y 45 minutos, aunque eso depende de cuánto tiempo se enciendan los motores, la cámara (y su luz). La verdad, es verlo y rememorar Viaje alucinante, la antigua película de ciencia-ficción en la que los protagonistas son miniaturizados y metidos en el torrente sanguíneo del cuerpo humano en un minisubmarino.

Pillbot

Los tres motores están encapsulados para no dañar los tejidos, y gracias a esto se puede girar la cámara en todas direcciones. El resultado es como hacerse una endoscopia, pero sin que resulte tan invasiva (aunque meter un robot en tu cuerpo también se pueda considerar un poco invasivo, ejem). Según cuentan, el paciente no nota nada en el interior de su cuerpo, y es de suponer que la cápsula tampoco se calentará en demasía, que suele ser uno de los problemas de estos chismes.

Hay que decir que en el vídeo Adam se traga primero un robot y luego un segundo robot para obtener llamativas imágenes del primero (!) lo cual tiene su mérito. Algo muy propio de un Cazador de mitos que prefiere comprobar en primera persona las cosas y no fiarse de los folletos, sobre todo teniendo en cuenta que este trasto todavía está en pruebas y lo están mejorando cada semana.

El viaje termina antes del paso de la cápsula-robot al intestino delgado, de donde pasaría al intestino grueso y luego ya te lo puedes imaginar. Lo mejor del asunto es su precio: los materiales para fabricar un pillbot cuestan alrededor de 35 dólares/euros, de modo que seguramente por menos de 100 euros se podría contar con una herramienta de diagnóstico para chequeos periódicos poco invasivos, que un médico podría controlar incluso de forma remota.

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Por @Alvy — 23 de Junio de 2024

Calculating Empires: una genealogía de la tecnología y el poder desde 1500 hasta nuestros días

Kate Crawford y Vladan Joler crearon Calculating Empires (2023), una gigantesca y profundísima genealogía en forma de infografía acerca de la tecnología (y el poder) durante los últimos siglos. Basta irse moviendo de izquierda a derecha para asombrarse con la titánica cantidad de información que han acumulado, y maravillarse con cómo han incluido pequeños iconos y relaciones con flechas y puntos de cada área. En sus propias palabras:

Calculating Empires es una visualización de una investigación a gran escala que explora la coevolución de las estructuras técnicas y sociales a lo largo de cinco siglos. El objetivo es situar el periodo contemporáneo en una trayectoria más larga de ideas, dispositivos, infraestructuras y sistemas de poder. Rastrea las pautas tecnológicas del colonialismo, la militarización y la automatización (…) Es una forma de ver nuestro presente tecnológico en un contexto histórico más profundo.

La infografía tiene básicamente cuatro temas centrales: comunicación (redes y dispositivos), cómputo (lenguajes y hardware), clasificación (acciones humanas, laborales y sociales, incluyendo la educación) y control (datos biométros, vigilancia…) El eje vertical representa el tiempo (desde el siglo XVI hasta el presente) y en horizontal conceptos como algoritmos, arquitectura, organización, energía y recursos, etcétera.

Calculating Empires: (detalle) una genealogía de la tecnología y el poder desde 1500 hasta nuestros días

Además del zoom y los modos claro / oscuro tiene una guía hablada que permite escuchar la forma más razonable de leer y entender la genealogía, lo cual siempre ayuda.

Es un trabajo realmente impresionante que, aunque sea en cierto modo parcial y subjetivo (¿cuál no lo es?) ofrece una forma bastante clara de ver cómo se entrelazan los sistemas de poder, conocimiento y datos para entender mejor cómo eran las cosas en el pasado y cómo son ahora. Los objetivos: explorar, reflexionar e imaginar, que siempre están muy bien.

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Traducción de la cita cortesía de DeepL.

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Por @Alvy — 6 de Junio de 2024

La curiosa historia de los clips: de un origen humilde a una popularidad universal

La historia del humilde clip incluye muchos detalles curiosos. Patentado por Samuel B. Fay en 1867 hay cientos de diseños y variantes, con la forma metálica básica convertida en curiosas curvas, que siempre hacen el trabajo de servir de pinza para papeles u otros documentos. Irónicamente, se usaba para unir ropa, aunque el papel se mencionaba en la patente, que es por donde ganó su popularidad.

En cuanto a por qué no se inventó antes un complemento tan necesario y popular la web del «museo del material de oficina» dice que los clips actuales están fabricados en acero, metal que no existía hasta hace relativamente poco. En otras palabras: era necesario que existiera tanto la materia prima como la maquinaria para doblarla y cortarla de forma industrial.

Entre los diversos factores para la existencia de tantos diseños se dice que es debido a algunos son más prácticos que otros porque son más o menos planos, se deforman más o menos, resultan más caros o baratos, son más o menos ligeros… Entre los diseños más populares están los que tienen recubrimiento plástico de colores, que resultan más llamativos y adecuados para clasificar algo por temas, y los completamente planos, porque apenas elevan los tacos de papel cuando se colocan apilados.

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