Por @Alvy — 23 de Junio de 2013

Interfaces-Aprender

Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente con el objetivo de crear historias que «alimenten la mente de ideas».

Todos hemos experimentado sensaciones nuevas en los últimos tiempos con al renovar los gadgets, explorar nuevos sistemas operativos y ver Internet incorporada a dispositivos que tradicionalmente servían para otras cosas. Esto ha supuesto una complicación en el uso de todos estos aparatos que se hace más aparente cuantas más funciones mezclan o más distintos son de lo que estamos acostumbrados. ¿Reconocimiento de voz para hablarle al teléfono? ¿Gestos para manejar un videojuego? ¿Movimientos de varios dedos a la vez sobre la pantalla de una tableta?

Por eso me gustó mucho el planteamiento de Philip Battin en un artículo para Fast Company titulado The Next Big UI Idea: Gadgets That Adapt To Your Skill. Su planteamiento básico es que algunos dispositivos deberían incorporar interfaces que se adapten a los conocimientos del usuario y sus habilidades demostradas, más que ofrecer mandos a distancia con cientos de botones o software con tantas funciones que es imposible utilizarlas todas.

Siempre se ha dicho del software convencional que la mayor parte de la gente no usa el 90 por ciento de sus posibilidades (Word o Excel suelen ser el ejemplo típico). Lo mismo podría argumentarse hoy en día de las capacidades de un teléfono inteligente, una tableta o un televisor conectado a Internet. Es precisamente en el campo de las «televisiones inteligentes» donde Battin cree que podría experimentarse con nuevas interfaces más sencillas. Cualquiera que haya probado un modelo de Smart TV habrá padecido una experiencia similar: múltiples formas de controlar el aparato (menús, gestos, voz) interminables listas de funciones (y manuales kilométricos) y no uno sino incluso varios mandos a distancia para manejar el aparato.

Yo mismo estuve probando a fondo una televisión de este estilo hace poco. La experiencia fue interesante pero me quedó claro que todavía hay mucho que avanzar en las interfaces de este tipo de dispositivos. Al final te encuentras con tres o cuatro formas de manejarte con la tele. Acabas usando la más tradicional (el mando). Y algo básico que podrías necesitar (teclear texto para navegar por Internet, buscar películas o tuitear) ni siquiera está bien resuelto. Y esto por desgracia les está sucediendo a todos los fabricantes.

Philip Battin propone que la experiencia sea en cierto modo similar a la de los juegos: una medida que aunque cruel podría ser muy efectiva. Al principio, el usuario tendría pocas opciones, los mandos realizarían solo lo básico (cambiar de canal, subir el volumen y poco más) y a medida que el usuario dominara la técnica se abrirían nuevos «niveles» con otras opciones (conectarse a Internet, abrir apps, configurar los canales, grabar, etcétera). El sistema se basaría en una especie de «puntos de experiencia» como los de los videojuegos, que el usuario gana a medida que pasa el tiempo y demuestra dominar ciertas técnicas.

Serían las propias necesidades del usuario y cómo se desenvuelva lo que situaría al aparato en su nivel: quizá pueda llegar a manejar por voz la tele, pero no esté preparado para instalar aplicaciones o grabar contenidos en diferido. Y si esto se parece a los «logros» (achievements) de los juegos es porque están basados en esa misma idea.

Naturalmente, los fabricantes también habrían de incluir algún botón de tipo «trampa» para los usuarios avanzados que no quieran pasar por todo el proceso, o simplemente para aquellos a los que les posee el ansia viva y tras comprar el aparato por impulso quieren hacerlo todo aunque no sepan nada. Quizá ellos sean ese 50 por ciento de personas que los estudios dicen que devuelven gadgets en perfecto buen estado a las tiendas simplemente porque «no saben manejarlos o no han cumplido sus expectativas». Tal vez si hubieran aprendido de otra forma…

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