Por @Wicho — 5 de Julio de 2021

Además de los problemas causados por la pandemia de covid y que redujeron la movilidad de las personas involucradas en el proyecto el mal funcionamiento de los paracaídas para el rover de la misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y Roscosmos hicieron que fuera imposible lanzarlo en 2020. Ahora, tras las últimas pruebas, parece que los paracaídas ya casi funcionan bien. Esto permite albergar más esperanzas de que por fin se pueda lanzar en 2022. Que hay que recordar que los planes originales pasaban por lanzarlo en 2018.

Las pruebas llevadas a cabo en Kiruna, Suecia, a finales de junio, han demostrado que el paracaídas supersónico de 15 metros funciona bien. Pero no así el paracaídas subsónico de 35 metros. O no del todo, aunque el modelo de prueba que colgaba de él llegó intacto a tierra.

El rover Rosalind Franklin aterrizará en Marte sobre la plataforma Kazachok. Pero para ello la nave en la que viajarán ambos de la Tierra a Marte tiene que pasar de los 21.000 kilómetros por hora a los que entrará en la atmósfera marciana a unos pocos cientos de kilómetros por hora antes de que los motores de Kazachok terminen por eliminar el exceso de velocidad para que todo el conjunto se pose suavemente sobre Marte. Schiaparelli mediante.

Para ello primero será el escudo térmico el que soporte los primeros instantes de deceleración. Luego será el paracaídas supersónico el que se despliegue. Y cuando el módulo de descenso esté a velocidad subsónica será el paracaídas de 35 metros el que tenga que desplegarse. Cada paracaídas tiene un paracaídas guía que sirve para ayudar a extraerlo de la bolsa en la que va metido.

Secuencia de despliegue de los paracaídas
Secuencia de despliegue de los paracaídas - ESA/Roscosmos

En las pruebas el paracaídas supersónico, de diseño nuevo respecto al usado en las pruebas anteriores, y su paracaídas guía funcionaron correctamente. Pero el paracaídas guía del paracaídas subsónico se desprendió cuando tenía que haber seguido unido a él pues sirve para estabilizarlo. Al desprenderse, además, provocó una rotura en el paracaídas principal, aunque fue contenida por uno de los anillos de refuerzo de kevlar. Al final, el simulador de masa llegó a una velocidad aceptable al suelo. Pero nadie quiere arriesgarse a que pase esto en el momento de la verdad.

Así que toca hacer más pruebas. Unas serán en el túnel de viento del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Y otras en el MundoReal™ en Oregón en octubre o noviembre de 2021. Y es que los paracaídas sólo se pueden probar en sitios muy concretos y en épocas muy concretas del año par que la atmósfera terrestre el altura se parezca lo suficiente a la marciana como para que las pruebas sirvan realmente para algo.

La misión está en Twitter como @ESA_Exomars.

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