Por @Wicho — 1 de Septiembre de 2023

Antes de empezar: hace muchos años que tengo la suerte de poder considerar amiga a Olga Osorio, la directora de la película. Pero puedo prometer y prometo que ¡Salta! me ha gustado mucho con independencia de eso. O a pesar de eso. Y también ayuda que está ambientada en mi ciudad, claro.

En el verano de 1989 Óscar y Teo lidian como pueden y saben con la desaparición de su madre, una física obsesionada con el estudio de los agujeros de gusano. Óscar, con 13 años, se convierte en un adulto precoz mientras estudia los papeles que ha dejado atrás su madre en un intento de comprender que ha pasado y de dar con una forma de encontrarla. Teo, que aún tiene once años, no puede dejar de hacer cosas más acordes con su edad. Aunque por dentro le duela tanto como a su hermano la desaparición de su madre. Sólo que a lo mejor no es capaz de demostrarlo. O no sabe cómo. Y eso saca un poco de quicio a Óscar.

Pero será Teo el que, haciendo uso de la ingenuidad infantil que conserva –y de no poca picaresca– el que descubra que su madre tenía razón y que hay agujeros de gusano sueltos por ahí esperando a que alguien los use. Así que ni corto ni perezoso salta en uno de ellos… para desaparecer de 1989.

Lo que nos lleva a encontrarnos con un Óscar adulto que en 2022 sigue obsesionado con los agujeros de gusano y con la desaparición de Teo y la de su madre mientras es ahora él quien cuida de su abuela, que era la que cuidaba de los dos hermanos tras la desaparición de su madre. Abuela, por cierto, que bien podría ser una de las superabuelas de Yoseba MP.

No quiero destripar mucho el guión pero como se puede ver en el tráiler es la aparición de Teo en 2022 –años después de su desaparición para Óscar, instantes después de su salto por el agujero de gusano para él– la que pone en marcha los acontecimientos que por fin permitirán al hermano mayor salir de su letargo y hacer avanzar su vida.


El Teo de 1989 con el Óscar de 2022 – Vaca Films

Soy hijo único, así que nunca he vivido una relación como la que tienen los dos hermanos protagonistas de la película. Pero no tengo ningún problema a la hora de ver la que tienen mi hija y mi hijo en la que tienen Óscar y en Teo, aunque afortunadamente no han tenido que enfrentarse al stress de la desaparición de su madre.

Y para mí el eje del guión de Olga y Araceli Gonda está precisamente en la relación de los dos hermanos. Ese continuo chincharse para disimular lo mucho que en realidad se quieren; la importancia de construir una vida uno al lado del otro a base de vivencias y memorias compartidas como por ejemplo la de esos bollos que «una vez que los pruebes no querrás comer otros»; ese conjunto de cosas que, si las transcurren como es normal, con el tiempo serán una herencia que los unirá con un pasado y con unas personas que ya no están. Y sí, aún siendo hijo único sé que no siempre la relación entre hermanos es buena. Por eso es algo que en casa hemos querido transmitir a Javier y Marta y es una idea que también está en la película.

Aunque también son muy importantes en la película esas personas que, sin ser familia biológica, forman esa familia que escogemos según va pasando el tiempo y que también pasan a formar parte de nuestras vivencias y recuerdos.

Y de nuevo sí, en la película hay viajes en el tiempo. Pero en esta ocasión no hay que salvar la humanidad, la Tierra o el universo –o las tres cosas– haciendo uso de ellos como parece ser estándar en casi cualquier película o serie que se estrenan en la actualidad. En ¡Salta! son el recurso que usan Óscar y Teo para salvar su familia. Lo que no es menos importante: antes de enfrentarse a grandes gestas universales hay que empezar por lo cotidiano, por lo que tenemos pegado a la piel y al corazón.

Pero aún a pesar de la desaparición de la madre y luego de la de Teo la película dista mucho de ser un dramón, pues aunque hay pérdidas también hay reencuentros y esperanza. Además en varios momentos me arrancó carcajadas con los detalles y referencias frikis –un saludo, Scotty– que Olga y Araceli han metido en ella. Ayuda mucho un enorme trabajo de ambientación que hace que para quienes crecimos en los 80 la película tenga un montón de referencias no siempre explícitas; hay que prestar mucha atención a lo que se ve. Incluso a esas pizarras llenas de fórmulas.

Esas referencias a los 80 son, por cierto, también fundamentales en otro tema que trata la película, el de cómo han cambiado las cosas en los 33 años en los que Teo permaneció desaparecido. Cambios no necesariamente a mal, ojo; pero es un vistazo que no está de más echar.

El guión de Olga y Araceli sale además bastante bien parado de los líos que supone incluir viajes en el tiempo en una historia. Aunque tampoco es algo que importe demasiado; como decía antes lo de los viajes en el tiempo es algo secundario para la trama de la película, por mucho que ayuden a moverla.

Y sin querer desmerecer a nadie, pues todas las personas que actúan en la película lo hacen muy bien, Mario Santos (Teo) y Tamar Novas (Óscar adulto) se salen del mapa. Aunque esa adolescente de vuelta de todo que interpreta Irene Jimenez tampoco tiene desperdicio.

¡Salta! es la versión largometraje de Einstein-Rosen, un corto protagonizado por los Óscar y Teo del MundoReal™ que Olga estrenó en 2016 y con el que ganó prácticamente todos los premios que podía haber ganado, por no hablar del enorme éxito de público que tuvo. Por el camino la versión larga sufrió algunos cambios, aunque creo que sin perder el espíritu del corto original. Pero es que es inevitable que las cosas que nos pasan influyan en nosotros, así que era imposible que ¡Salta! no terminara separándose un poco de Einstein-Rosen porque, a fin de cuentas, el efecto mariposa no entiende de nuestros deseos e intenciones. Eso sí, prefería el título original con el que la conocí, Un pasado por delante, que bien habrían podido ser varios, a ¡Salta!

¡Salta! se estrena hoy, así que ya estás tardando en reservar unas entradas. Si puedes, llévate a la familia –no sólo a la biológica– a verla; creo que no te arrepentirás. En especial si creciste en los 80 como Olga y el que suscribe.

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