Por @Alvy — 26 de Octubre de 2023

Ya existe un test de 50 tipos de cáncer por 1.000 dólares porque vivimos en el futuro… Y nos enseña el peligro de los falsos positivos y los falsos negativos / Foto: Galleri

Me sorprendió encontrarme con un artículo del Wall Street Journal en el que se dan bastantes detalles sobre un test de 50 tipos de cáncer «a partir de una sola gota de sangre» llamado Galleri (véase: This $1,000 Test Finds Signs of Cancer in Your Blood, $). Tiene todo ese aspecto de «¡oh, vivimos en el futuro!» al estilo de cuando salieron las pruebas de paternidad desde casa o nos enteramos de que se podía secuenciar el ADN con un gadget USB de 1.000 dólares. Por otro lado, también toque siniestro muy a lo test milagroso de Theranos y la historia de Elizabeth Holmes (hoy en prisión), aunque aquí los peligros parecen otros.

Explicado de forma rápida, el test funciona con una pequeña muestra de sangre, buscando ciertos marcadores de tumores en el ADN del torrente sanguíneo. Funciona sólo con receta (pero ya sabemos que en Estados Unidos las recetas se consiguen «de aquella manera») y desde 2021 ya han vendido 130.000. Su página web tiene más notas al pie que una edición anotada de un libro académico, por no hablar de una ristra de advertencias larga como día sin pan. Esto debe ser en parte porque no tiene autorización de la FDA (las autoridades sanitarias) porque deben usar alguna argucia para no considerarlo un producto médico sino algo «informativo y complementario».

El producto sería un simple entretenimiento para ricos si no fuera porque lo del cáncer puede desesperar a mucha gente. Recuerdo un amigo hipocondríaco que tras conocer un caso cercano pidió a su médico hacerse todos los tests que existieran para detectar cualquier tipo de cáncer con anticipación. Aquello era tan absurdo en aquella época (por no hablar de lo invasivo) como puede serlo hoy. El caso es que mucha gente quiere saber si tiene cáncer, o puede tenerlo y cree que eso «no tiene precio».

El asunto es que tras usar uno de estos tests pueden surgir dos problemas:

  1. El test da un falso positivo (un 1% aproximadamente) preocupando a la persona porque indica que hay señales de un tipo de cáncer cuando en realidad no hay problema. En este caso hay que gastar dinero en más pruebas pero el susto y preocupación no se lo quita nadie.
  2. El test da un falso negativo (algo más frecuente todavía), esto es, dice que no hay señales de cáncer cuando en realidad sí las hay o la persona ya parece la enfermedad. En este caso puede que el sujeto deje avanzar el cáncer, no busque un tratamiento o no considere bien sus opciones al considerarse liberado del problema.

De momento parece que tanto investigadores como médicos y pacientes no se ponen de acuerdo sobre si conviene usar este tipo de tests en estas condiciones, porque no está del todo clara ni su validez ni si el peligro de un diagnóstico –o «indicación»– realmente compensa.

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