Por @Alvy — 30 de Diciembre de 2008

Nikola Tesla y sus inventos

Tras la lectura de Wizard: The Life and Times of Nikola Tesla me quedaron más claros algunos de los factores que hicieron que a la vida de Tesla y sus descubrimientos se asocien algunas extrañas teorías «misteriosas» y conspiranoicas, aunque en el fondo haya poco de donde rascar. De los detallados datos que en su biografía se explican se desprende, entre otras cosas, estos:

  • Inventos. Ni siquiera él mismo sabía en ocasiones cuáles de sus «inventos» funcionarían y cuales no. En ocasiones, para atraer financiación explicaba sus ideas como si ya funcionaran, pero a veces ni siquiera tenía prototipos. Entre algunos de estos inventos estarían la transmisión de energía a grandes distancias, aparatos para «grabar lo que una persona veía a través de sus ojos», máquinas voladoras que no pasaron de ser simples dibujos y planos, el «rayo de la muerte» y otros.
  • Secretismo. Durante su vida guardó un cauto secretismo, amplificado por su carácter en cierto modo antisocial; el paso del tiempo le convirtió en un personaje huraño. Se sabe que mantenía diversos laboratorios repartidos por la ciudad de Nueva York a los que nunca permitió la entrada de visitas o periodistas. También guardaba apuntes y prototipos en baúles, en el sótano de los hoteles en que se alojaba o en almacenes repartidos por la ciudad.
  • El papel del FBI. Tras su muerte en 1943 y en plena Segunda Guerra Mundial, el FBI se encargó de requisar todos sus materiales: libros, apuntes, prototipos e inventos. Creó el informe Tesla que con el tiempo acumuló más de 250 páginas donde se revisaba su vida y su trabajo. Se cree que llegó a vender algunas patentes a los rusos, pero no está claro sobre qué. En general el problema era que como no sabía cuales de sus inventos funcionaban y cuales no (incluyendo algunos con nombres tan delicados como el «rayo de la muerte») por precaución se mantuvo todo en secreto.

El Rayo de la Muerte de Nikola Tesla, con la Torre Wardenclyffe dominando la escena

  • El «rayo de la muerte». De entre todos los inventos de Tesla, el rayo de la muerte que funcionaba según lo que denominó telefuerza fue uno de los más controvertidos. Se cree que nunca llegó a funcionar tal y como estaba planteado y que físicamente con lo que se conocía en aquella época nunca podría hacerlo (más allá de alguna pequeña demostración a pequeña escala) aunque desde 1930 Tesla hablaba de él para promocionarlo en cuanto tenía oportunidad. Estaba basado en un generador Van der Graaf. El problema era que cuando un científico que realmente había desarrollado inventos prácticos asombrosos afirmaba tener la capacidad de construir ese rayo y que sería decisivo en cualquier guerra (o incluso servir como disuasión para logra la paz) la gente ya no sabía qué pensar. De modo que desde el gobierno siguió muy de cerca su desarrollo y se recopiló y clasificó como secreto todo lo referente a él tras su muerte… por si acaso.
  • El incidente de Tunguska. Cuando se investigó años después la explosión de origen desconocido en Tunguska de 1908 hubo quien pensó que Tesla podría haber sido el responsable: en aquella época ya hablaba de formas de transmitir energía en cantidades asombrosas a cualquier lugar del mundo e incluso de «aprovechar la energía del campo magnético de la Tierra» para lograr el efectos. Todo eso estaría relacionado con la Torre Wardenclyffe que Tesla pretendía usar para transmitir señales y energía. Se ha calculado que la explosión que arrasó Tunguska tenía una energía de unas 2.000 veces la de la bomba atómica de Hiroshima, y que eso equivaldría a aproximadamente desplazar uno por ciento de la carga magnética de nuestro planeta. Los expertos están seguros que la inacabada Torre Wardenclyffe nunca estuvo siquiera cerca de tener esa capacidad. Además se sabe que ya había sido desmontada hacia 1903, años antes de que la explosión arrasara Tunguska. Hoy en día la teoría más extendida es que un impacto de cometa o asteroide fue lo que causó tamaña destrucción en Siberia.
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