Por Esther — 24 de Noviembre de 2008
Ozono @ Septiembre de 2008
Agujero de la capa de ozono sobre la Antártida. Sept. 2008. Fuente: Earth Observatory, NASA.
Los militares de los Estados Unidos, Australia y los Países Bajos ayudarán a los gobiernos, especialmente de los países con menos recursos, a destruir y almacenar con seguridad contaminantes dañinos para el ozono.

Esta alianza se enmarca en la campaña de la ONU Protegiendo a la Tierra contra el cambio climático.

La campaña calcula que un 90% de las instalaciones emisoras de
hidrofluorocarbonos (HCFH) y clorofluorocarburos (CFC) se han desmantelado. Pero sus bancos estarán totalmente obsoletos en el 2015, con lo que se transformarán en potentes focos contaminantes si no se neutralizan.

La idea es aprovecharse de la experiencia del ejército y de sus ventajosos contratos, que abaratan hasta más de un tercio la destrucción o el almacenamiento seguro de estos materiales. Los militares también asesorarán en la logística y colaborarán con las autoridades locales. Se pretende que este intercambio de información desemboque en otros frentes de la protección al medio ambiente.

Los dos grandes protagonistas son el Departamento de Defensa y la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. La Secretaría del Ozono del Programa de Protección al Medio Ambiente de la ONU coordinará internacionalmente que el transporte de los contaminantes sea el más corto y correcto posible.

La implicación del ejército estadounidense no parece casual. Desde hace tiempo, estudia las repercusiones del cambio climático en la seguridad y en la necesidad de más ayuda humanitaria. El Washington Times, en el reciente artículo El ejército se preocupa por el cambio climático, detalla que, entre otros efectos devastadores, varios reactores nucleares quedarían inundados. La noticia también recoge que en diciembre, Barack Obama recibirá el informe de inteligencia Global Trends 2025, que fija el cambio climático como una de las máximas prioridades.

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