Por @Alvy — 17 de Abril de 2017

Callejón sin salida [+12] es el título de un cortometraje del cineasta neoyorquino Paul Trillo que aceptó un reto casi imposible: grabar todo el cortometraje en un solo plano y con la única ayuda de un dron. Se trata de una pequeña historia de adultos que viven en los suburbios y aprovecha el efecto del callejón para darle un doble sentido a la historia, además de para conseguir unas tomas visuales preciosas.

Tal y como cuentan en las notas de producción uno de los principales objetivos fue ver hasta dónde eran capaces de llevar la tecnología. El dron debía estar los 9 minutos volando, siguiendo a los personajes de la historia y al tiempo trazando una especie de coreografía visualmente atractiva. Un reto similar a los que se plantean grabar un corto con un iPhone, una GoPro o algo así.

El hecho de que el corto es algo diferente –algo difícil de ver hoy en día– se transmite casi mediante una sensación; ese picado vertical del principio, los giros que parecen los de una persona moviendo la cabeza… Pero algo no encaja: eso no es una cámara convencional, ni un helicóptero… Tan solo algunas pistas como el aire que levanta sobre el terreno en algunos momentos delatan al dron.

En la preparación del cortometraje se trabajó en un guión muy preciso, en un modelado animático completo (Cinema4D) de los nueve minutos para practicar tanto a nivel de diálogo (con voces generadas por ordenador) como de los movimientos del dron y las posiciones de los personajes. El pilotaje no es automático: había un piloto en vivo dirigiendo al dron. Hay otro vídeo mostrando el «cómo se hizo»: Making of: At The End Of The Cul-De-Sac.

Tras tres días de pruebas y rodaje el director dio el trabajo por concluido con una de las tomas que además coincidían con una estupenda luz acorde con las ventanas de tiempo que se habían marcado para el rodaje.

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