Por Nacho Palou — 9 de Mayo de 2016
Te lloré todo un río,
ahora llórame un mar.
A pesar de la letra de esta noñanción de Maná, la realidad de la vida es así de tajante: ninguna persona llorando durante toda su vida podría verter en lágrimas el equivalente al caudal del más diminuto de los riachuelos. Mucho menos un mar.
En Mental Floss, Could You Really Cry Someone a River?,
De promedio una lágrima tiene un volumen de 0,0063 mililitros (...) ni siquiera toda la población mundial podría llorar un río. Ni aunque toda la humanidad estuviera muy, muy triste al mismo tiempo.
¿Y una piscina olímpica? Esa equivalencia ya es algo más manejable. Una piscina olímpica mide 50 x 25 x 2 metros y tiene una capacidad de 2 500 000 litros. Si todos y cada uno de los 7400 millones de habitantes que hay en el planeta llorara 55 lágrimas cada uno entonces sí podíamos llenar la piscina. Entre todos, en un extraño y triste triunfo de la cooperación internacional.