Por Nacho Palou — 21 de enero de 2016

En este caso el equipo de investigadores del MIT utiliza una versión adaptada de la visión artificial desarrollada para el robot humanoide Atlas. El algoritmo basa su funcionamiento en analizar el entorno, localizar zonas libres de obstáculos y trazar una ruta que una los puntos, las zonas libres de obstáculos que le permita atravesar un bosque simulado sin chocar.

El dron puede desplazarse sorteando los obstáculos a una velocidad de 3 o 4 km/h, que no es gran cosa —más o menos la velocidad a la que camina una persona— pero que mejora en sucesivos recorridos.

El logro es considerable no sólo teniendo en cuenta la complejidad de volar, sino además con el añadido de hacerlo en un entorno pequeño con una gran densidad de obstáculos, como en este caso. En entornos más amplios y con obstáculos más espaciados el sistema de detección de obstáculos desarrollado por Andrew Barry, también del MIT, cuyo dron es capaz de esquivar obstáculos a 50 km/h.

El software es de código abierto y está disponible en Github.

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