Por Nacho Palou — 9 de Abril de 2015

Selfie-Guy-Average
A la izquierda, la foto ‘típica’ usada para desbloquear el teléfono con la cámara frontal
Derecha, un retrato ‘promedio’ obtenido a partir de varias fotos del mismo rostro.

En Futurity, How ‘Average’ Selfies Improve Smartphone Security,

Disponer de una imagen «promedio» de uno mismo puede mejorar significativamente el reconocimiento facial aplicado a la seguridad en los teléfonos móviles. Combinando diferentes imágenes del usuario en lugar de utilizando una única imagen del rostro proporciona mejores resultados en el reconocimiento facial.

El mecanismo de seguridad al que se refiere consiste en utilizar la cámara frontal del teléfono para desbloquearlo comprobando y comparando con una imagen previamente tomada que quien está delante del teléfono es su propietario.

El reconocimiento facial fue una de las funciones estrella del Samsung Galaxy S4, pero básicamente nunca llegó a funcionar bien. Y aunque es una opción disponible en Android no es nada popular precisamente porque en la práctica no funciona todo lo bien que debería. La idea es buena y la tecnología está disponible, pero la ejecución falla.

Precisamente esta técnica vendría a corregir un fallo sustancial en el reconocimiento facial: no se trata de comparar imágenes ni tampoco reconocer sólo la imagen de un rostro, sino más bien se trata de reconocer las facciones, las formas abstractas que representan un rostro y lo hacen reconocible, que es como funciona el cerebro humano.

La misma persona debe resultar reconocible en muy diversas circunstancias y condiciones del entorno, de forma parecida a cómo las personas nos reconocemos entre nosotros aunque un día llevemos gafas de sol o nos dejemos barba y tanto si hay mucha luz ambiente como si no, entre otras muchas variables, o simplemente aunque pase el tiempo, incluso los años.

La moraleja es, básicamente, que si pretendes desarrollar un sistema de reconocimiento facial necesitas tanto a un ingeniero de imagen como necesitas a un antropólogo o a un psicólogo. O lo que es lo mismo, que —como predicaba Steve Jobs— tecnología y humanidades deben ir siempre de la mano.

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