Por @Wicho — 16 de Marzo de 2023

Un iPhone 8 con las alertas de HomeKit y de la app de Aqara en la pantalla de bloqueoEl año pasado compramos un deshumidificador Tasciugo AriaDry DDSX220WF de De’Longhi. Compramos ese modelo en concreto porque es compatible con HomeKit. Pero tiene una cosa bastante WTF, y es que su sensor de nivel de agua en el depósito no dispara ninguna alerta ni en la app nativa ni en HomeKit cuando se llena el depósito. Hice algunos apaños jugando con el nivel de humedad en el vestidor en el que está. Aunque al final lo he solucionado definitivamente con un sensor de inundación de Aqara.

El depósito del deshumidificador tiene una pequeña rejilla en su parte superior en la que se puede apoyar el sensor –que mide 5×5×1,5 centímetros– sin que interfiera en su apertura o en su cierre. Pero el nivel de agua en el depósito no siempre queda por encima de la rejilla antes de que se pare por lleno. Así que lo que hice fue atornillar unos hilos de cobre a cada uno de los tornillos con cabeza Allen que hay en la parte inferior del sensor y pasarlos a través de los agujeros hacia el depósito.

Así, en cuanto el agua toca los hilos de cobre, el sensor detecta el agua y lanza el correspondiente aviso. Ajustando la longitud de los hilos puedes hacer que sea más preciso. Pero mientras no los pongas de dos metros cada uno tampoco es muy importante. Y como el sensor de nivel de agua del deshumidificador sigue funcionando, pues tampoco pasa nada si la alerta salta un poco antes. El truco de los hilos de cobre sirve para cualquier otro sitio en el que quieras colocar un sensor de estos pero en el que no sea práctico poner el sensor en sí, como por ejemplo en el suelo del cuarto en el que está la lavadora.

Eso sí, tendrás que avisar a todas las personas que tengas añadidas a tu casa en HomeKit para que desactiven las alertas de inundación en cada uno de sus dispositivos si no se quieren llevar un susto cada vez que se llene el depósito. O no. Y que lo vacíe quien lo vea primero.

Otra opción es usar la app de Aqara, que permite personalizar el mensaje a algo como «el depósito del deshumidificador está lleno» en lugar de lanzar una alerta de inundación en la habitación en cuestión. PAra ello tendrás que crear una automatización; en la app Casa de Apple el aviso es automático.

Eso sí, hay que tener en cuenta que esta alarma va a saltar sea la hora que sea a menos que lo limites en los ajustes de las apps de Apple y/o de Aqara. Así que no olviddes hacerlo para que no salte a horas intempestivas. A fin de cuentas el deshumidificador se va a parar igual en cuanto detecte que el depósito está lleno. Así que no necesitas que te avise a las 2:42 de la madrugada, por ejemplo.

El sensor cuesta 20 €, y si es tu primer sensor de Aqara necesitarás un hub para integrarlo en HomeKit. Pero ese hub te servirá luego para añadir decenas de sensores y accesorios de la marca. Los hubs Aqara M2 o M1S pueden conectar hasta 128 dispositivos, por ejemplo.

Sí, es un poco una jodienda que haya que añadirle un cacharro de 20 € a otro de más de 400 para que haga algo que debería hacer de serie. Pero sigo pensando que el DDSX220WF compensa por la flexibilidad que me da ajustar sus parámetros y horarios de funcionamiento gracias a los valores que obtengo de otros sensores –Aqara– que he instalado en casa.

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Por @Wicho — 8 de Febrero de 2023

Vista frontal de los altavoces con el mando a distancia apoyado en el derecho

He estado probando durante un tiempo unos altavoces activos Edifier S3000 Pro que me prestaron las buenas gentes de Zoco City. Y he alucinado con su calidad de sonido. Claro que era de esperar porque su precio es de 900 euros, así que ya pueden sonar bien. También he de decir que aunque pueda haber escuchado altavoces mucho más caros en alguna feria esta es la primera vez en la que disfruto de unos en casa, así que tenían muchos boletos para dejarme impresionado.

Los S3000 Pro están en la parte alta de la gama de productos de Edifier, dentro de lo que denominan altavoces para estantería. Aunque no sé exactamente qué tipo de estanterías tienen los de Edifier en sus casas porque miden 356 mm de alto por 232 de ancho y 268 de fondo.

Vamos, que son bastante grandes. De hecho, si los colocas al lado de ellas, dejan pequeña a una tele 32 pulgadas; no tanto a otra de 37, claro, con la que la proporción ya es más razonable. Aunque siempre queda la opción de colocarlos sobre unas peanas y no ponerlos en la estantería o sobre la mesa.

Además pesan 10,5 kilos cada uno. Contribuye a ese peso el que que están construidos en tablero MDF de 21 mm. El acabado es negro ligeramente satinado en el frontal y la trasera así como en la parte superior e inferior; los lados van terminados en madera veteada. Unas patas en color bronce con la parte inferior de goma negra los aísla de la superficie sobre la que los coloques anulando cualquier tipo de vibración no deseada.

En el frontal montan un altavoz de bajos y medios de aleación de aluminio de alta dureza de 179 milímetros de diámetro capaz de entregar 120 vatios RMS y un tweeter de 107 milímetros capaz de dar 8 vatios, también RMS. Van cubiertos por una rejilla de tela desmontable. Su rango de frecuencias va de los 38Hz a los 20KHz. Sólo muy brevemente me atreví a darles volumen a tope para evitar crear una crisis en la comunidad de vecinos. Y he de decir que tienen potencia más que suficiente para cualquiera de las habitaciones de mi casa sin distorsionar.

Para quienes sepáis más de esto, las tripas de los S3000 Pro son un chip DAC PCM 5242 para convertir las señales digitales en analógicas; y un procesador xCore multi-core de XMOS y un chip de procesamiento de audio TI TLV320AIC3268.

Pero lo importante, como decía al principio, es que los S3000 Pro suenan muy, muy bien. Iba a escribir que increíblemente bien pero, de nuevo, son unos altavoces de 900 euros, así que ya pueden. Me preocupaba un poco que al no tener subwoofer les pudiera faltar algo de pegada en los bajos, pero no. Además, puedes ajustar la potencia de los bajos y los agudos –y el volumen– mediante unos mandos que están en la parte trasera del altavoz derecho. La ubicación de esos mandos, por cierto, es uno de los pocos detalles que criticaría de los altavoces; creo que sería mucho más cómo que estuvieran en un lateral.

Eso sí, el que suenen tan bien hace que te des cuenta de lo malo que es el audio de muchas conexiones o que veas las enormes diferencias en la producción de sonido que hay entre distintas series y películas. O lo mal que suenan algunos temas en Spotify. Claro que, por el contrario, te permiten disfrutar enormemente cuando el audio es bueno.

Entradas para todos los gustos

Vista trasera de los S3000 Pro con todos los conectores a la vistaAparte del sonido otro aspecto en el que destacan los S3000 Pro es en la conectividad. Les puedes enchufar (casi) de todo. La parte trasera del altavoz derecho tiene dos entradas de línea con conectores RCA (una de ellas a 600 ± 50mV y la otra a 800 ± 50mV); una entrada de fibra óptica SPDIF; una entrada coaxial; una entrada balanceada con conectores Canon XLR de tres pines; y una entrada USB. Además soportan Bluetooth 5.0 con codecs aptX y aptX HD. Además, vienen con cables de 3,5 mm a RCA, RCA a RCA, USB-A a USB-B y de fibra óptica.

Así, los tuve enchufados a una de las teles mediante una de las entradas en línea para el audio de los canales que recibimos por la antena y mediante fibra a un Apple TV para lo que llega por ahí; la conexión Bluetooth me permitía enviar el audio desde mi móvil o cualquier otro dispositivo que lo soportara.

En la otra tele los usé con la entrada de línea conectada a la salida RCA de la televisión para escuchar por ahí las consolas que se conectan a la tele mediante un switch HDMI; con la de fibra conectada al descodificador de nuestra operadora de cable; y de nuevo con Bluetooth para los dispositivos móviles.

El botón de volumen sirve también para ir pasando en secuencia de una entrada a otra si haces clic en él, pero, de nuevo, su ubicación no me parece la más adecuada. Aunque también puedes usar el mando a distancia para seleccionar la entrada, lo que es como infinitamente más cómodo. El mando sirve también para ajustar el volumen –no así los bajos y los agudos– y controlar la reproducción en el dispositivo Bluetooth que tengas conectado a los altavoces. Otra función del mando es seleccionar entre los cuatro preajustes de ecualización de los altavoces: monitor, que es el más neutro; dinámico; clásico; y vocal.

El mando, por cierto, es otro punto que me pareció un poco flojo en los altavoces: para la calidad de construcción que tienen, es un poco «plasticoso» y demasiado ligero. Que no es que no haga su función, ojo, sólo que me parece que desentona un poco.

La entrada y el modo de ecualización activos se indican en una pantalla situada en la parte inferior del altavoz derecho mediante unos ledes diminutos que a poco que estés un poco lejos de los altavoces te resultará imposible de distinguir; aunque siempre queda la opción de memorizar la posición de cada led para saber cual está encendido aunque no puedas leerlo.

Un detalle curioso de los S3000 Pro es que el altavoz izquierdo se conecta de forma inalámbrica al derecho, usando una tecnología que Edifier llama Kleernet. Eso te evita el cable que tendría que conectar los dos altavoces, lo que a su vez facilita su colocación. Aunque no te evitas que el altavoz izquierdo necesite un cable, pues tiene que ir conectado a la corriente; igual que el derecho, claro. No hay que olvidar que se trata de altavoces activos. Los dos altavoces ya vienen emparejados de fábrica, así que no hay que nacer nada más que enchufarlos y conectarlos a las fuentes de audio para empezar a disfrutar de ellos.

Como decía antes, son unos altavoces que cuestan 900 euros. Yo ahora mismo no estoy en el mercado para unos en esta gama. Pero por lo que he estado viendo el precio es muy competitivo. Y la calidad de sonido me hace que pueda recomendar sin dudarlo echarles un ojo –y ambos oídos– si estás buscando algo en esta gama.

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Por @Wicho — 26 de Enero de 2023

Los Pebble Pro sobre un fondo blanco con su parte inferior iluminada en rosa/moradoHe estado probando unos altavoces Creative Pebble Pro que me han prestado. Son como el primo de Zumosol de los Pebble que llevo usando ya unos años, y cuestan como tres veces más. Pero las mejoras en calidad de sonido y, sobre todo, conectividad, creo que hacen que merezcan la pena.

Igual que los Pebble –por eso son de familia– los Pro tienen forma esférica, aunque la base es aplanada y con una superficie para que no rueden y no se muevan. En el frontal tienen otra superficie plana inclinada 45 grados en la que se alojan los controladores de 2,25 pulgadas. No tienen subwoofer, pero en la parte trasera tienen otro controlador para bajos que más o menos suple su función.

Miden 123×123×118 mm. El altavoz derecho pesa 415 gramos; el izquierdo se queda 365. Están disponibles en verde oscuro o en verde oscuro con las superficies inclinadas en negro.

El caso del altavoz derecho, aparte del controlador, en el frontal tiene los mandos de volumen, selección de entrada, control de la iluminación, y un LED que indica qué fuente de entrada está en uso. Tiene, además, en su lado inferior derecho, sendos conectores para auriculares y micrófono (de tres y cuatro polos) por si quieres usar cualquiera de esos dispositivos y por lo que sea los conectores correspondientes del ordenador no te quedan a mano. Si usas Windows está puedes usar las opciones SmartComms de la aplicación de Creative para sacarle más partido a los Pebble Pro en tus llamadas en línea. En la parte inferior de la parte trasera tiene un conector estéreo de 3,5 mm, un conector UCB-C para entrada de audio, y otro conector USB-C para alimentación. De ahí sale también el cable que lo une al altavoz izquierdo. Ese cable mide 1,8 metros. Como es fijo marca la distancia máxima a la que podrás colocar un altavoz de otro.

En la caja vienen cables USB-A a USB-C y USB-C a USB-C de 1,5 metros y un cable con conectores estéreo macho de 3,5 mm de 1,2 metros. Pero nada te impide sustituirlos por otros más largos si así lo necesitas.

En las tripas de los Pebble Pro, según el fabricante, hay sendos amplificadores digitales con procesamiento de audio integrado de nuevo diseño que mejoran el sonido de sus predecesores. Claro que tampoco iban a decir otra cosa. Los controladores, aunque son del mismo tamaño que los de lo Pebble 3, también están rediseñados. Según el fabricante ofrecen «un rendimiento de audio más alto y claro que suena más allá de su físico, y un rendimiento de graves 3.5 veces más rico y profundo». A mí me parece que suenan bastante bien. Desde luego mejor que los Pebble que venía usando e infinitamente mejor que los altavoces incorporados del monitor que tengo ahora mismo sobre la mesa de mi despacho.

La potencia de los altavoces es de 10 W RMS en total con una potencia de pico de hasta 20 W si los alimentas a través del puerto USB del ordenador. Aunque si conectas un alimentador PD de 30 W o más al puerto USB-C de alimentación la potencia llega a los 30 W RMS totales y 60 W de pico. Como los uso en el trabajo su potencia es más que suficiente para mí aún conectados al puerto USB de mi portátil; no quiero que la compañera que ocupa el despacho de al lado venga a protestar aunque nuestros gustos musicales sean parecidos. Aunque creo que si les conectara un alimentador propio los bajos ganarían algo.

Se conectan a todo

En cualquier caso a mi modo de ver la gran ventaja de los Pebble Pro, aparte de las mejoras en el sonido, es el aumento en opciones de conectividad. Mientras que los Pebble sólo ofrecían una entrada estéreo de 3,5 mm; los Pro, además de mantener esa entrada, añaden audio USB y Bluetooth 5.3, con sus mejoras de calidad y estabilidad asociadas. Eso sí, no he encontrado que soporten el codec APTX que permite transmisión de audio sin perdida vía Bluetooth. Con todas esas opciones de conectividad los puedes conectar a prácticamente cualquier cosa, no sólo a un ordenador. Como mucho, si el dispositivo al que los quieras conectar no tiene un puerto USB, tendrás que comprar un alimentador USB.

Un detalle final de los Pebble Pro es que sus bases incluyen unos anillos LED que van cambiando de color según los usas. Aunque afortunadamente puedes desactivarlos porque para mí es una función que no sirve para nada. Claro que para gustos colores.

En fin, que si buscas unos altavoces que no ocupen mucho, con muchas opciones de conectividad, y un sonido más que razonable para su tamaño, por unos 80 euros los Pebble Pro me parecen una opción a tener en cuenta.

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Por @Alvy — 23 de Enero de 2023

HP-15C Simulator - Homepage

Desde el departamento de simuladores míticos y viejunos nos llega este Simulador de Calculadora HP-15C, en forma de aplicación para Windows, Mac y Linux. Este modelo, que recordarán los más viejos del lugar que sean «de ciencias», era el tope de gama de las calculadoras científicas programables allá por los 80; se puso a la venta en 1982 por 135 dólares (400 dólares de hoy en día) y su reinado duró hasta 1989 y un poco más allá.

Entre otras cosas tenía una pantalla de 10 dígitos, 39 teclas y un procesador HP Nut 1LF5 con 4 niveles de stacks, 66 registros (que podían usarse como almacenamiento de datos o pasos de programas) y era programable: en total se le podían introducir unos 448 «pasos de programación» que es como se medían esas cosas en aquella época (en «pasos» o «líneas»). Además tenía todas las funciones aritméticas, trigonométricas, conversión de horas, minutos, segundos y coordenadas polares, sumatorios y cálculos estadísticas, regresión lineal, un solucionador de raíces, matrices y muchas cosas más.

En la página del simulador hay ejemplos de programas como uno para calcular factoriales gigantescos, simular el aterrizaje de un cohete lunar, un solucionador de sudokus y conversores de fechas.

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