Por @Wicho — 10 de Marzo de 2010

Hace unos días fue noticia el caso de un matrimonio surcoreano arrestado por la policía de su país tras permanecer varios meses huido después de que su hija de tres meses muriera de inanición. Al parecer, apenas la cuidaban y solo le daban un biberón al día, prefiriendo en su lugar pasar el tiempo en un cibercafé jugando en Internet. El que, por lo visto, su juego favorito consistiera en criar una niña virtual a través de la Red lo hace si acaso un poco más sangrante.

Junto con este caso se citaba también el de un hombre que mató a su madre tras una discusión acerca de su adicción a los juegos en línea, y el de otro que falleció en un cíber tras permanecer cinco días seguidos conectado a la Red, mencionando también que la adicción a Internet es un problema social en Corea del Sur. Habría que ver si estos casos son estadísticamente relevantes en un país con una población de unos 50 millones de personas, y si se puede extrapolar al resto del mundo.

Y parece que no es así. De hecho, en la quinta edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, que es algo así como la biblia de la psiquiatría, no se incluye esta adicción dentro de la categoría de «conductas adictivas» porque los especialistas consideran que de momento no hay suficientes evidencias para hacerlo.

Es innegable, de todos modos, que las personas protagonistas de casos como los antes mencionados tienen algún problema serio, aunque como lego en la materia me atrevería a decir que para la inmensa mayoría de ellas el abuso de Internet es un síntoma más que la causa, y que, si no expresaran sus problemas abstrayéndose de ellos en la Red, lo harían mediante otro tipo de conducta no recomendable.

{ Publicado originalmente en La Voz de Galicia, donde colaboramos habitualmente }

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