Por @Alvy — 5 de junio de 2018

Me crucé con estos curiosos vídeos sobre los puntos muertos en las pistas de tenis; aunque algo viejunos son bastante interesantes. ¿De qué estamos hablando? De algo que sucede a veces en algunas canchas de tenis y que no es tan fácil de detectar a simple vista – aunque para los expertos jugadores es otra cosa.

En el primero de los vídeos puede verse cómo en el Open de Australia después de un saque de «Ali» Tsonga la pelota hace un extraño botando muy baja en el campo de Nishikori. Ante sus quejas los jueces miran y remiran por todos lados hasta darse cuenta de que algo raro le pasa a la superficie: han encontrado un punto muerto donde la pelota apenas bota. Tsonga había acertado allí sin querer al sacar –quizá incluso inconscientemente– y cada vez que la pelota botaba allí resultaba casi imposible predecir su trayectoria… Hasta que resultó demasiado evidente.

En este otro vídeo del año anterior el efecto es mucho más claro y llamativo: una de las juezas demuestra dejando caer una pelota cómo ésta se queda «literalmente muerta» en el suelo en vez de rebotar lo más mínimo – ¡el público hasta aplaude la «demostración»!

La explicación científica del asunto es que el calor hizo que se formara una burbuja de vapor bajo la superficie; cuando la pelota impacta su energía cinética se «consume» deformando la burbuja, en vez de recuperarse en el rebote. Por esa razón la pelota se queda ahí medio muerta.

Curiosamente en ambos casos la solución fue la misma: taladrar unos pequeños agujeros en la pista, que dejaron escapar el aire atrapado y deshicieron la burbuja. ¿Problema físico? Solución física igual de drástica.

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