Por @Wicho — 7 de Noviembre de 2006

Al parecer el sábado pasado en el telediario del mediodía de Telecinco el clip de los «reporteros» estuvo dedicado a presentar

Un «método científico» llamado neodiseño humano, que aplicando avanzados cálculos cuánticos permite realizar un «mapa» del carácter de un determinado ser humano, basándonos en su fecha y hora de nacimiento.
Por supuesto, cada uno es libre de creer en lo que quiera, como si quiere creer en los pajaritos preñados, pero creo que una afirmación como esa debería, cuando menos, haber sido mínimamente contrastada y no ser emitida casi en plan publirreportaje.

Como bien dice Draco en Se ha perdido mi ultima historia [Recuperada: Magufadas...] basta con buscar neodiseño humano en Google para comprobar que hay la friolera de 38 páginas que hablen del tema, todas ellas de prestigiosas instituciones científicas ratificando su validez, claro. Si buscamos neohumandesign la cifra se queda en 8 páginas.

Y ante la duda, una visita a Neohumandesign (este enlace lleva un rel="nofollow") para comprobar qué dice esta nueva teoría científica es suficiente para comprobar que la cosa suena, como poco, «raaaaara, raaaaara, raaaaara».

Allí te puedes encontrar (en artículos de revistas escaneados, se ve que ni les merece la pena tomarse la molestia de escribir el texto ellos mismos), cosas de este calibre:

Pese a sus orígenes místicos el SDH está profundamente enraizado en las últimas teorías de la física cuántica. A nivel subatómico todos estamos conectados como células dentro de un cuerpo gigante: el del universo mismo.

[...]

Una de las claves del SDH es el I Ching [...] «extrañamente este antiguo sistema que explora los ciclos y las estaciones de la vida tiene una extraordinaria similitud con el perfil del ADN humano. Existe una correlación exacta entre ambas disciplinas.
Esta supuesta correlación exacta se basa en que
El ADN está compuesto de una doble hélice en la que cada hilera es el reflejo exacto de la otra. Este binario básico es también la base del yin y del yang del I Ching. Nuestro código genético está compuesto de cuatro nucleótidos arreglados en grupos de tres. Cada uno de estos compuestos químicos se relaciona con un aminoácido y constituye lo que se conoce como «codón». Existen 64 de estos codones en nuestro código genético.

De la misma manera, en el I Ching hay sólo cuatro permutaciones básicas de yin y yang, y también se arreglan en grupos de tres, conocidos como «trigramas». Así como en la doble hélice de nuestro ADN cada hilera refleja la otra, cada trigrama del I Ching tiene un compañero y juntos crean el «hexagrama». Así como hay 64 codones en el ADN, hay 64 hexagramas en el I Ching.
El primer problema de esta afirmación es que los codones, que son los componentes básicos de los aminoácidos, están en el ARN, en concreto en el ARN mensajero, no en el ADN, y además cada uno de esos codones no se relaciona con un aminoácido, sino que varios codones diferentes codifican para el mismo aminoácido.

Además, aunque a estas alturas hayamos conseguido secuenciar el genoma humano, no tenemos más que una vaguísima idea de cómo interpretarlo, por lo que se me hace bastante cuesta arriba creer que los chinos, que empezaron a escribir el I Ching allá por el año 2400 a. C., hayan sabido establecer relación alguna entre los hexagramas del I Ching y los codones de nuestro ARN. Lo de que el número de hexagramas y de codones sea el mismo es obviamente una coincidencia, y pretender verlo de otra forma es, como mucho, un caso de optimismo desmesurado.

Por si esto no fuera bastante,

El SDH se apoya en los cálculos astrológicos para configurar dos momentos de impronta dentro del continuo concepción-nacimiento. [...]

Como la astrología, el SDH produce una carta individual conocida como «carta del rave», y como en astrología esta carta se calcula a partir del lugar y la hora y la fecha del nacimiento. Sin embargo, en el SDH los datos astrológicos nos llevan a una posición exacta en el cuerpo. Por medio del I Ching la posición de cada planeta en el momento del nacimiento nos da una «impresión digital genética» que queda en la corriente de neutrinos.

Usando el SDH podemos examinar la naturaleza de las fuerzas que se reunieron a nuestro alrededor en el momento de nuestro nacimiento. Es como si nuestro nacimiento dejara una huella de vapor en el éter. Podemos entonces aislar esta impronta y transferirla al mapa bioquímico del cuerpo, conocido como «cuerpo gráfico».

Si interpreto bien esto, lo que defiende el SDH es que la posición de los planetas en el momento de nuestro nacimiento influye de alguna forma en nuestro código genético, y que esta influencia, que determina nuestra forma de ser y quién sabe cuantas cosas más, se puede establecer mediante alguna correlación entre la posición de los planetas, los hexagramas del I Ching, y los codones.

El que usen la astrología y el éter, dos conceptos tremendamente científicos, como base de estas afirmaciones desde luego no casa mucho con la pretendida base científica del método, pero si buscas un poco más en la web del Neodiseño Humano pronto te encontrarás a viejos conocidos como los chakras, auras, imágenes kirlian, etc, etc…

Creo que no hace falta seguir dando ejemplos del contenido de este «método científico» para que cada uno pueda formarse su propia opinión y decidir en qué quiere creer, pero siempre desde más de un punto de vista, que es precisamente lo que le faltó al reportaje de Telecinco del pasado sábado.

Igual que multan a las cadenas (al menos en teoría) por contraprogramación y otras cosas, debería haber unas multas para coladas de este estilo.

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