Por @Wicho — 24 de Julio de 2023


Dimorfo y algunas de las rocas que ahora lo rodean – NASA/ESA/D. Jewitt (UCLA)

En la imagen de arriba se pueden ver rocas desprendidas de Dimorfo que el telescopio espacial Hubble ha conseguido el pasado mes de diciembre. En total son 37 rocas con tamaños que van del metro a los 6,7 metros de diámetro que se están alejando del asteroide a aproximadamente un kilómetro por hora.

El 22 de septiembre de 2022 la sonda DART de la NASA chocaba –a propósito– con Dimorfo, una pequeña luna del asteroide Dídimo, a unos 22.500 kilómetros por hora. El objetivo era ver si un impacto de ese tipo podría desviar la trayectoria de un asteroide para, llegado el caso, aplicarla a uno que viniera en rumbo de colisión con la Tierra.

La misión consiguió su objetivo con creces, modificando la órbita de Dimorfo en 32 minutos, cuando se habría considerado un éxito el haber conseguido modificarla algo más de 73 segundos.

Así que sí, parece que un de un cacharro lo suficientemente grande podría desviar un asteroide que viniera a arruinarnos el día –siempre que lo detectáramos a tiempo, que eso es otra historia– y evitar que chocara con nuestro planeta.

Sólo que no contábamos con estas rocas que ahora vemos alejándose de Dimorfo. Parece poco probable que sean fragmentos que hayan sido arrancados de él sino que más bien parecen algunas de las rocas que cubren su superficie y que habrían sido expulsadas por el impacto.

No está claro cómo salieron despedidas. Podrían formar parte de un penacho de material expulsado por el impacto fotografiado por el Hubble y otros observatorios. Aunque también es posible que una onda sísmica provocada por el impacto haya sacudido el asteroide, como si se golpeara una campana con un martillo, desprendiendo los escombros de la superficie.

Lo ideal hubiera sido poder observar el impacto cuando se produjo, lo que tenía que haber hecho la misión Hera de la Agencia Espacial Europea. Pero salvar nuestro planeta no es siempre una prioridad a la hora de asignar presupuestos así que –si no hay más retrasos– no llegará al sistema Dídimo/Dimorfo hasta 2026.


Impresión artística de Hera y sus CubeSat en órbita alrededor de Dimorfo – ESA CC BY-SA 3.0 IGO

Hera entrará en órbita alrededor de Dídimo para estudiar de cerca el cráter del impacto y las características físicas de los dos asteroides.

Aparte de los instrumentos que lleva a bordo, liberará los CubeSat llamados Milani y Juventas. Milani analizará la composición de la superficie de los asteroides y medirá la nube de polvo liberada en el impacto. Juventas, por su parte, obtendrá datos del subsuelo y de la estructura interna de ambos asteroides para ayudar a medir sus campos gravitatorios. También intentará posarse sobre Dimorfo para medir la respuesta mecánica de su superficie y así saber mejor contra qué chocó DART.

Mientras tanto, esperemos que no llegue el asteroide.

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