Por @Wicho — 26 de Mayo de 2023


Ryo Ujiie, el director de tecnología de ispace, durante la presentación del informe sobre el accidente – ispace

Un mes después de su intento fallido de alunizaje la empresa japonesa ispace ha hecho públicos los resultados de su investigación sobre el fallo. La conclusión es que unos ajustes demasiado restrictivos del software de a bordo llevaron a la sonda a creer que estaba casi sobre la superficie de la Luna cuando en realidad estaba a unos tres kilómetros más arriba de lo que pensaba.

El problema vino de que el altímetro láser que iba midiendo la distancia de la sonda a la superficie lunar registró de repente una bajada de 3.000 metros. Era correcto porque la sonda acababa de pasar sobre el borde del cráter Atlas, en el que iba a aterrizar, cuyo fondo está a esos 3.000 metros por debajo del terreno circundante. Pero el software de a bordo decidió que eso no podía ser y que el altímetro –que estaba funcionando bien– tenía que estar fallando, así que procedió a ignorarlo a partir de ese momento.

Y a perderse, porque a partir de ahí pensaba que estaba a tres kilómetros menos del suelo de los que en realidad estaba. Así que cuando estimó que estaba a la altitud correcta procedió a ejecutar la maniobra de alunizaje. Para eso se colocó en vertical y activó el motor de frenado para alcanzar la velocidad de un metro por segundo con la que debía posarse.


Los 3.000 metros de la discordia – ispace

Ejecutó la maniobra y el frenado perfectamente. Pero como estaba unos tres kilómetros más arriba de lo que pensaba siguió descendiendo a un metro por segundo hasta que se le terminó el combustible, que estaba calculado para un descenso desde menos altura. Y entonces se desplomó sobre la Luna. Que aunque un sexto de la gravedad de la Tierra, aún tiene gravedad. De ahí el piñazo, que por cierto se puede ver en una imagen tomada hace unos días por la Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA:

Un factor que contribuyó al accidente fue que la decisión de modificar el lugar de aterrizaje después de haber llevado a cabo la revisión crítica del diseño de la misión, que finalizó en febrero de 2021. Tras esta modificación ninguna de las simulaciones de la secuencia de aterrizaje influyó el perfile real del terreno que tenía que sobrevolar la sonda, lo que previsiblemente hubiera permitido detectar el fallo.

ispace dice que toma buena nota del problema y que adoptará las medidas oportunas para que no vuelva a suceder en el próximo intento, previsto para 2024. Y que probará todo más meticulosamente.

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