Por @Alvy — 30 de Mayo de 2023

Este fantástico vídeo de la gente de Brick Technology muestra la evolución de un reloj de Lego capaz de contar hasta diez millones de años, casi el fin de los tiempos, o al menos lo suficiente como para que estemos todos criando malvas despreocupándonos del mundanal ruido.

Los primeros minutos están dedicados a mostrar la base técnica mediante la cual se convierten los movimientos básicos y primitivos de la gravedad y la energía potencial para mover un mecanismo de péndulo básico, que con ciertos ajustes permite conseguir un tic de un segundo.

Con estos mecanismos la rueda del escape gira a una velocidad de un diente por segundo exactamente; la forma de conseguir que no deje de funcionar es mediante una pesa que «da cuerda» y se rebobina. Es especialmente interesante cómo añadiendo un diferencial se consigue poder darle cuerda sin que el movimiento se detenga, algo importante para el proyecto.

A continuación se instala un motor eléctrico y un par de sencillos sensores que activan el rebobinado cuando la pesa llega a la zona inferior del reloj y se detiene cuando vuelve a estar arriba, garantizando de este modo un rebobinado perpetuo –al menos mientras haya energía eléctrica, que en este caso proviene de una pequeña placa de energía solar– que es la base del invento.

Luego se van añadiendo ruedas dentadas y esferas para indicar segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, décadas, siglos, milenios, miles de años y «años galácticos» (que es el tiempo necesario para que el Sol orbite una vez alrededor del centro de la Vía Láctea).

Todo esto se hace mediante una combinación de contador numérico por un lado y esferas personalizadas por otro, una auténtica maravilla sobre todo si se tiene en cuenta que se están utilizando sencillas piezas de Lego. Piezas que desde luego no durarían diez millones de años debido al desgaste y acabarían seguramente desintegradas como lágrimas en la lluvia.

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