Por @Alvy — 23 de Septiembre de 2007

5 estrellas: imprescindible para amantes de la historia Guns, Germs and Steel: The Fates of Human Societies. Jared Diamond. 1997. Inglés. 480 páginas. ISBN: 0393317552. En español: Armas, gérmenes y acero (Editorial Debolsillo).

Tengo que agradecer a mi amigo José Manuel que me sugiriera este libro cuando hablábamos sobre los conquistadores de América en una charla de café. Era la típica recomendación garantizada con garantía de éxito (de alguien que te conoce bien) y así ha sido.

Guns, Germs, and Steel (Armas, gérmenes y acero) ganó un premio Pulitzer (no-ficción) y un Rhone Poulenc (libros de ciencia) en su día, y sigue siendo un superventas. Su autor es un biólogo que ha escrito sobre temas históricos y sociales desde el punto de vista de la investigación científica, con estilo bastante peculiar y personal (a veces demasiado), especialmente fácil de entender y «convincente» al menos entre los profanos.

La idea general del libro nace de intentar responder a la pregunta de por qué a lo largo de los últimos 13.000 años unas civilizaciones han prosperado mientras que otras se han colapsado total o parcialmente: por qué unas prevalecieron sobre otras. En el caso, por ejemplo, de la conquista del imperio Inca por los españoles en 1532 (siendo ambos imperios igual de poderosos) se trata de responder a algo como ¿Podría haber sucedido a la inversa, que un explorador Inca enviado por Atahualpa entrara en 1532 en España y secuestrara y luego asesinara al emperador Carlos V? Las respuestas intermedias («su tecnología era superior», «tenían libros y mapas», «eran mejores en la lucha») no le valen a Diadmond, así como las que no tienen base («su raza era superior», «eran más inteligentes», «las diversas religiones» o «cuestiones culturales») y siempre busca un porqué más profundo y último1, desgranando diversas teorías y porqués sobre la historia del mundo y sus civilizaciones.

La tesis del libro es que al final hay tres factores claves, como su título indica: las armas, los gérmenes y el acero, que han sido decisivos en todos los avances y colapsos de unas y otras civilizaciones, especialmente en el dominio de unas sobre otras. Los gérmenes, por ejemplo, provocaron una catástrofe demográfica que acabó con el 95 por ciento de los 100 millones de habitantes originarios de las Américas. El acero y las armas permitieron conquistas en las que cientos de personas podían someter y exterminar a pueblos y razas enteras, como los Mayas, los Incas, los Indios americanos o muchas tribus de África.

El libro explora también por qué esos tres factores se dan en unos sitios y no en otros: por qué los gérmenes europeos acabaron con los habitantes americanos y no a la inversa, de dónde surgieron esos gérmenes, por qué las armas, el acero, la escritura o los lenguajes surgieron o permanecieron en unos contientes y no en otros.

La razón última es biogeográfica: ciertas zonas del planeta, como las de latitudes mediterráneas y con forma «horizontal» (misma latitud, mismo clima) son más aptas para los cultivos, lo cual permite también la domesticación de animales. Esos animales a su vez suelen transmitir los primeros gérmenes a los humanos (como la viruela, la gripe y otros) de modo que sus habitantes desarrollan las enfermedades y se inmunizan, aunque sea parcialmente, antes. El paso de los humanos cazadores-recolectores a agricultores-domesticadores de animales también permite la creación de grupos sociales más numerosos, el desarrollo de castas y profesiones especializadas, la escritura, la cultura y con ello la tecnología. Eso da lugar a mejores armas y a componentes clave como el acero para el desarrollo industrial. En ciertas zonas del planeta muchas de estas cosas simplemente no pudieron suceder: los cultivos no crecen (desiertos o montañas); los animales escasean o no se pueden domesticar (América); las tribus están demasiado esparcidas por el territorio (África); no hay ciertas materias primas (Indonesia); no hay contacto con otros pueblos o apenas se puede comerciar e intercambiar cultura… Lo cual evita progresos posteriores.

En el fondo, la respuesta a la pregunta original de por qué unas civilizaciones prevalecieron frente a otras es que realmente fue algo fortuito: todos los humanos modernos que habitaban el planeta eran iguales cuando se esparcieron por los cinco continentes hace más de 13.000 años. Pero la suerte biogeográfica y la disposición de los continentes y sus diversas regiones ya predestinaba lo que habría de sucederles a unos y a otros.

A partir del libro, PBS y National Geographic realizaron y emitieron Gun, Germs and Steel: The Show [disponible en Torrents], un excelente documental dividido en tres capítulos de una hora cada uno. Por un lado, pone imágenes a momentos críticos como la batalla de Cajamarca de Pizarro contra los Incas (168 hombres contra 80.000, que vencieron sin una sola baja). Pero no sólo resume el libro excelentemente: también añade mucha información extra sobre ciertos detalles que lo hacen un complemento ideal. Yo leí primero el libro y luego vi el documental, pero el orden inverso también se antoja recomendable y más ligero incluso.

PBS: Guns, Germs and Steel: The Show

Hay una extensa reseña de Armas, gérmenes y acero en Sociedad Abierta. La página de la Wikipedia sobre el original en inglés Guns, Germs, and Steel también contiene muchísima información, incluyendo diversas críticas al libro y las respuestas a dichas críticas.

Ahora me estoy leyendo otros libros de Diamond, en concreto Collapse: How Societies Choose to Fail or Succeed, que trata sobre el colapso de ciertas civilizaciones antiguas, como los Mayas, los habitantes de la Isla de Pascua que tienen una particular y asombrosa historia, los indios Anansazi, los primeros pobladores de Groenlandia, genocidios como los de Ruanda, situaciones especiales como las de Haití, China y Australia… y qué se puede aprender de todo ello para el futuro.

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(1) La respuesta del libro a ese ejemplo crítico de la historia incluye todos los factores principales de las teorías de Diamond: los gérmenes europeos habían diezmado años antes a los Incas. Los españoles tenían armas superiores, incluyendo trabucos, pero sobre todo caballos, espadas y escudos de acero. Esas armas procedían de una sociedad organizada que había permitido la especialización tecnológica en terrenos como el militar; sociedad que se desarrolló así gracias al paso temprano a la agricultura y la domesticación de animales (en una zona biogeográficamente muy favorable). Culturalmente, Occidente había desarrollado la escritura: mapas y libros permitieron conocer por adelantado al enemigo y estar en posición de ventaja (especialmente los libros sobre la conquista Maya de años antes fueron como un manual HOWTO para Pizarro – aunque irónicamente era analfabeto). El imperio Inca por su parte no pudo «utilizar» sus gérmenes porque sus enfermedades eran inferiores: apenas contaban con animales domésticos (que son los que originalmente los transmiten) o eran posteriores a los europeos. Tampoco habían desarrollado la escritura y por tanto estaban desinformados sobre el enemigo que se les venía encima y todo su entorno, en general lo que había más allá del Atlántico y las ansias de invasión y conquista (por lo que se confiaron demasiado). Su desarrollo tecnológico fue por todos esos factores más lento que el europeo; tanto en esa como en posteriores batallas, sus limitadas armas y escudos eran notablemente inferiores a las de los conquistadores.

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