Puente de Harvard (Cambrige-Boston) con una de las marcas acerca de los Smoots que mide de un extremo a otro: 364,4 ± oreja. (CC) Martin Deutsch
Tenía medio olvidada esta historia de los tiempos en que visité el M.I.T. pero al verla por ahí la he recordado. Me la contó un amigo que estaba allí estudiando y tiene su gracia, como gigantesca broma «técnica» propia de los empollones del M.I.T., que las tienen míticas. (Además de la anécdota, mi amigo también me explicó a qué se refería con nerds). Es sobre la vez en que usaron la longitud del cuerpo de un estudiante para medir la longitud del puente, de extremo a extremo.
El chaval en cuestión era Oliver Smoot y todo formaba parte de una de esas «novatadas de fraternidad» típicas de allí, pero de buen rollo. Le encargaron medir el puente usando su propio cuerpo, así que pidió ayuda a sus amigos y fue caminando, de marca en marca, hasta que completaron la distancia total: 364,4 smoots, más-menos una oreja.
Teniendo en cuenta que métricamente mide 659,82 metros, pero que lo que midieron fue desde el camino de entrada, el resultado es que el bueno de Smoot medía 1,70, pelo arriba pelo abajo. Hasta Google te devuelve el dato en smoots y la Wikipedia tiene su altura en la bio.
Desde entonces, aparecen ocasionalmente marcas en el puente que van dejando estudiantes, geeks, nerds y otros fans de la anécdota. Creo además que en uno de los lados es tradición inscribir una pintada que dice «A mitad de camino al infierno» apuntando al campus del M.I.T.
Hay incluso una placa que conmemora el 50º aniversario del smoot, que comenzó su existencia en octubre de 1958. De este modo el bueno de smoot como le llamaban los colegas, se unió al metro, la yarda o la «altura del Empire State» como unidad de medida «estándar».
Lo más divertido y retorcido de la historia, quizá, es que el joven Oliver Smoot llegó con los años a ser –y no es broma– algo tan apropiado como presidente del ANSI (Instituto de Estándares Nacional Americano) y de la ISO (Organización Internacional de Normalización). Todo un largo camino recorrido en su vida desde que le arrastraran smoot a smoot por encima del puente.
(Vía The Register.)