Esta semana actualicé mi Macbook Air M2 a macOS Tahoe. En principio todo parecía ir bien, al menos para el uso que le doy yo, si pasamos por alto el hecho de que a Liquid Glass aún le falta un hervor. Además de que no todas las aplicaciones están aún adaptadas a él. O a ello.
Pero un par de días después de instalarlo empecé a recibir mensajes de que el disco estaba lleno. Y terminé descubriendo que la función de cambiar fondo de pantalla automáticamente de macOS se estaba comiendo el espacio del SSD de mi Mac a lo bestia. Tipo 46 GB perdidos en una caché de imágenes de fondo de escritorio.
Por supuesto descubrir esto no fue fácil porque el Finder insistía en que tenía como 32 GB libres. Claro que hace años que saber cuánto espacio libre hay en un disco bajo macOS es una especie de arte oculto ya que el Mac se hace trampas a sí mismo con espacio que es se puede purgar y no y cosas así.
De hecho si miraba el espacio libre en la Instantánea de arranque en Utilidad de discos me decía que sólo tenía unos dos gigas libres, algo a todas luces insuficiente y hasta peligroso.
Así que armado con WhatSize empecé a buscar las carpetas que más ocupaban a ver si encontraba algo que hubiera olvidado borrar. O por lo menos para ver qué carpetas estaban ocupando más. Eso es extremadamente sencillo con esta utilidad porque te las va presentando en columnas con las que más ocupan arriba.
Y así fue como descubrí una carpeta en la que macOS Tahoe guarda un caché de imágenes de escritorio que en mi portátil ocupaba 46 GB. Si, 46 gigas, no megas. Está en:
Tu carpeta de inicio Biblioteca Containers Fondo de pantalla Data Library Caches extension-com.apple.wallpaper.extension.image
En mi caso, tengo activada la función de cambiar de fondo de pantalla cada minuto. Para ello utilizo fotos de aviones que he ido haciendo a lo largo de los años guardadas en formato jpg. Cada una pesa entre 700 KB y 1,3 MB según el nivel de detalle que haya en ella.
Pero resulta que macOS, en lugar de utilizar el archivo original, hace una copia en una carpeta con pocos privilegios para evitar que un fichero malicioso pueda lanzar algún tipo de ataque desde ahí.
El problema es que cuando deja de necesitarla no borra esa copia. Así, que se van acumulando ahí para nada. Y por si fuera poco la copia que hace macOS es un bmp de siete MB. Aunque en algunos casos pesa 18 MB.
Lo que pasa es que, para más inri, al menos en mi cacharro, estaba creando un número aleatorio de imágenes cache cada minuto que no bajaba de ocho archivos pero que en algunos casos llegaba a los catorce. De ahí que en pocos días esa carpeta hubiera crecido hasta los 46 gigas y se hubiera comido casi todo el espacio disponible en el SSD.
Lo bueno es que puedes borrar esos archivos y vaciar la papelera sin que pase nada. Lo malo es que mientras sigas teniendo activada la función de cambiar de fondo de pantalla macOS seguirá creando esas copias. Aunque idealmente de forma más moderada.
Y es que he conseguido que vuelva a funcionar de forma más o menos razonable. Para ello he eliminado todas las carpetas de imágenes que había añadido en la pestaña correspondiente de los Ajustes del sistema y las he vuelto a añadir.
Así que ahora mi Mac sólo hace dos copias por minuto aún cuando no está conectado a ningún monitor externo. Lo que no tiene mucho más sentido más allá de que esta función está seriamente perjudicada. Pero es una mejora.
Ahora cruzo los dedos y toco madera y a ver qué tal macOS 26.1
No sé si esto me pasa sólo a mí, pero por si acaso aquí lo dejo. Aunque por lo que he podido ver esa cache existe en otras versiones anteriores del sistema. Así que lo mismo si miras dónde vive en tu versión de macOS puedes reclamar unos gigas de espacio así a lo tonto.