Por @Alvy — 17 de Septiembre de 2020

El planteamiento de Beforeigners (Los visitantes) es tan original como resultón: un buen día empieza a aparecer gente en las aguas del fiordo de Oslo que resultan provenir del pasado, sin que se sepa por qué ni cómo. Años después, se vuelve algo habitual: cada semana aparecen nuevos visitantes que se integran poco a poco en la sociedad. Algo que no es del todo fácil, sobre todo teniendo en cuenta que los hay que vienen de hace 100, 1000 e incluso 10.000 años.

Aunque no sea un planteamiento cien por cien original, lo interesante de Beforeigners es que los ocho episodios se desarrollan muy rápido y son fáciles de seguir. Y son una combinación del exitoso formato escandinavo policíaco tipo «aparece una chica muerta y nadie sabe qué ha pasado» con las rarezas de los protonórdicos, que es como se hacen llamar. Gentes que han pasado de ser vikingos, campesinos y guerreros a repartidores de comida a domicilio o gorilas de empresas de seguridad.

Es precisamente el encaje entre sociedades, un poco como sucedía en Distrito 9, Bright o incluso los míticos Caraconos, lo más interesante. ¿Cómo se comporta una vikinga si decide ser agente de policía? ¿Qué harán las gentes del medievo con sus costumbres en la época actual? ¿Y cómo reaccionarán los luditas ante el mundo tecnológico? Ciencia y tecnología sobre los viajes temporales hay poca, eso sí.

Cada uno de los episodios tiene en los diversos arcos de la trama un poco de investigación, acción, humor fino (o no tanto) y una buena dosis de misterio sobre el asunto de fondo: por qué la gente está llegando desde el pasado sin que nadie sepa por qué, ni cómo se viaja en el tiempo. De hecho termina la primera temporada con un cuelgue importante. En fin, es una serie que resulta un poco rara –no deja de ser noruega y no hollywoodiense– pero entretenida.

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