Por @Wicho

La descripción
El avión en cuestión en la Isla de Man – Mark Bess, CC BY-SA 2.0

Hace unos días se empezó a hablar de la oferta de Qatar de regalarle un Boeing 747 a Donald Trump –bueno, a la administración Trump– con la excusa de que lo use mientras no llegan los nuevos «Air Force One»¹.

Esto, por supuesto, hizo hecho saltar todas las alarmas en cuanto a la legalidad y a la ética de esta operación. Además de en cuanto a la seguridad de la información que se pueda tratar a bordo. Pero ahora ya sabemos que el Pentágono ha dicho que lo ha aceptado a pesar de todo.

Aunque el indicativo Air Force One se aplica a cualquier avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) en el que viaje el presidente del país lo más habitual es que en la actualidad se aplique a los dos Boeing VC-25 que la USAF posee. Son dos Boeing 747-200B altamente modificados para adaptarlos a su misión.

Pero a estas alturas son aviones que ya van mostrando una edad, y es que fueron terminados en 1986 y sus primeros vuelos son de 1987. Esto hace que el mantenimiento cada vez sea más complicado, además de que montan motores de hace más de 40 años, menos eficientes que los actuales.

Así que en 2009 la USAF empezó a plantearse su sustitución con la idea de incorporar un nuevo avión, con la denominación VC-25B, en 2017, y otros dos en 2019 y 2021. Para sorpresa de nadie en 2015 Boeing se llevó la adjudicación para la construcción de dos aviones basados en el 747-8. La idea era que estuvieran operativos para 2024.

La descripción
Impresión artística de un VC-25B con la librea aprobada en 2023 por la administración Biden, que ya sabemos que no es del gusto de Trump, pues en su primer mandato ya había decidido cambiarla – USAF

Sólo que, de nuevo no sorprendiendo a nadie, Boeing comenzó a retrasarse e irse de plazos con el proyecto. Con lo que para cuando Donald Trump accedió a la presidencia de los Estados Unidos por primera vez en 2017 se mostró bastante disgustado con todo el asunto. De hecho amenazó a Boeing con cancelar el pedido si el coste se iba por encima de los 4.000 millones de dólares.

Para poner solución a esto en el verano de 2017 la USAF firmó un contrato para adquirir dos aviones 747-8 Intercontinental (747-8i) que habían sido encargados originalmente en 2011 por Transaero, una aerolínea rusa que quebró antes de recibirlos. Boeing se comprometió a un precio cerrado de 3.900 millones de dólares.

La descripción
Uno de los futuros VC-25B poco después de su construcción, cuando aún iba a ser para Transaero – Ken Fielding, CC BY-SA 2.0

Sin embargo el trabajo en los dos nuevos aviones no comenzó hasta 2020. Y, de nuevo en la tónica habitual a la que nos tiene acostumbrados Boeing en los últimos años, rápidamente comenzó a sufrir retrasos. Con lo que ya a principios de 2023 no se esperaba que el primero de ellos estuviera listo antes de 2027 y el segundo para 2028.

Si no hay más retrasos, que los habrá por mucho que la USAF esté planteándose modificar los requisitos para tenerlos en servicio en 2027. Y es que o mucho me equivoco o esas modificaciones en realidad causarán más retrasos.

Y aquí es donde entra la oferta de Qatar, que podría entregar ya el avión, cuyo interior es de lujo, para que Trump lo utilizara mientras llegan los VC-25B. Pero es que no sólo están los asuntos legales y éticos y de seguridad ya mencionados.

Es que para poder utilizarlo con un mínimo de garantías como Air Force One habría que, prácticamente, vaciarlo y hacerlo de nuevo. Sin intención de ser exhaustivo y por mencionar lo más evidente: hay que instalar los sistemas de comunicaciones necesarios; los sistemas de protección oportunos como contramedidas electrónicas, eyectores de bengalas, etc; y un sistema de repostado de combustible en vuelo.

A menos que Trump decida que todo le da igual ante la idea de poder volar en este avión de súper lujo, que siendo como es, tampoco sería de extrañar.

Claro que todo eso costará dinero –hay estimaciones de unos 1.000 millones de dólares– y tiempo. Tanto que se estima que podría no estar listo antes de que termine (teóricamente) el mandato de Trump.

Pero eso no parece mucho problema para él ya que, para intentar dejar de lado las sospechas de que un regalo valorado en unos 400 millones de dólares pueda influir en sus decisiones a favor de quienes se lo están regalando, Trump ya ha dicho que en realidad el avión no es para él sino que lo recibirá la USAF mientras no llegan los dos aviones que tiene que suministrar Boeing. Y que luego lo será cedido a la biblioteca presidencial de Trump. Así que nunca será suyo. Ejem.

El mero anuncio de la oferta por parte de Qatar no sentó excesivamente bien en el partido demócrata. E incluso hay voces del partido republicano –el de Trump– a las que no les gustado nada la idea. Pero por mucho que vayan a intentar parar la operación, y a tenor de lo visto hasta ahora, a Trump le va a dar igual y va a tirar «p'alante». Así que tiene toda la pinta de que este avión va a dar mucho que hablar en los próximos meses. Seguiremos informando.

_____
¹De la misma manera cualquier aeronave del ejército, de los guardacostas, de los marines o de la armada en la que viaje el presidente recibe el nombre de Army One, Coast Guard One, Marine One o Navy One, y si se trata de una aeronave civil el indicativo es Executive One. Cuando el que va a bordo es el vicepresidente el indicativo termina en Two, aunque el Air Force Two normalmente es un Boeing C-32.

Compartir en Flipboard Publicar