Por @Wicho — 25 de Mayo de 2016

Me ha gustado este vídeo –ya, ya, no hace falta que me digáis que soy un friki– acerca de cómo ha evolucionado la visualización de los resultados de los experimentos llevados a cabo en los aceleradores de partículas que los físicos usan para estudiar de qué estamos hechos.

Básicamente lo que hacen es provocar colisiones de partículas para ver qué otras partículas más pequeñas salen de las colisiones, un poco como algunos hacíamos de niños al desmontar nuestros juguetes o cualquier cacharro que pillábamos a mano para ver cómo estaban hechos por dentro.

Al principio, y durante varias décadas, se fotografiaban las colisiones, que dejaban trazas en la película fotográfica que indicaban el camino que habían seguido las partículas. Esas fotografías eran, además, todo el registro que quedaba de la colisión, y lo que no se viera en ellas no se vería nunca más.

Pero con la llegada de la informática y los avances en electrónica que fueron permitiendo diseñar detectores capaces de seguir el camino de esas partículas y ordenadores capaces de almacenar esa información los físicos fueron adquiriendo el «superpoder» de ver las colisiones en 3D, lo que ayuda enormemente con el análisis de estos.

Claro que la capacidad de detectar todas esas partículas moviéndose tiene también sus complicaciones: el LCH, por ejemplo, es capaz de general miles de gigabytes al día que hay que tratar y almacenar– para luego poder analizarlos con comodidad.

Aunque como bonus extra en este día del orgullo friki, es posible ver en directo las colisiones que está registrando el experimento ATLAS.

Por cierto que por mucho que estemos avanzando en el conocimiento de esas partículas de las que estamos hechos no hay que olvidar que el universo que vemos apenas supone el 4% de la masa del universo; el resto lo componen la materia oscura y la energía oscura.

Así que ya no sólo se trata de que ocupemos una esquina insignificante del universo, es que además somos una parte minúscula de una pequeña parte de este. Cuanta razón tenía Carl Sagan al decir que el universo es toda una lección de humildad.

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