Por @Alvy — 18 de Octubre de 2025

Ya hay borrador del nuevo protocolo SETI para detección de inteligencia extraterrestre / GPT-5

La Academia Internacional de Astronáutica (IAA) ha revisado sus principios acerca de cómo actuar ante la posible detección de inteligencia extraterrestre. El nuevo borrador de protocolo de 2025, que está previsto se apruebe en 2026, amplía el alcance de la detección, incluye las llamadas tecnofirmas y regula la comunicación pública y científica del hipotético e histórico hallazgo.

La versión anterior era de 2010 y provenía de documentos de 1989 y 1995 que regulaban los protocolos de repuesta en caso de detección de una señal extraterrestre. Se cubría desde la verificación del hallazgo a la notificación a la comunidad científica, a las autoridades, la colaboración internacional y demás.

La revisión de 2025 incluye para empezar una definición estricta de «inteligencia»: el texto separa claramente la vida extraterrestre (biológica) de la inteligencia tecnológica, de modo que ambas quedan cubiertas, y no cubre lo que serían simplemente «fenómenos atmosféricos».

Entre los cambios más importantes de la versión de 2025 están:

  • Ampliación del ámbito de las radioseñales a todas las tecnofirmas detectables.
  • Protocolos éticos y de seguridad para los investigadores, y una comunicación responsable con los medios.
  • Obligación de verificación independiente antes de cualquier anuncio público.
  • Entrega de datos abiertos y reproducibles.
  • Prohibición temporal de enviar respuestas hasta que la ONU y los organismos internacionales lo autoricen.

La revisión de 2026 se amplía a las tecnofirmas de cualquier tipo, esto es, a las señales tecnológicas de la existencia de inteligencia en la actualidad o en el pasado. Esto incluye detectar megaestructuras como las esferas de Dyson, la luz de una ecumenópolis extraterrestre (un planeta donde «todo es ciudad» o propulsores de Shkadov (capaces de alterar las órbitas de estrellas).

Todos los detalles se han trabajado en un subcomité con especialistas científicos, en ética y en derecho. Las diferentes partes del protocolo buscan evitar anuncios prematuros, coordinar la respuesta científica y diplomática y mantener la credibilidad pública ante lo que sería un hallazgo de enorme impacto.

Algunas cosas que llaman la atención en caso de que un día encontremos marcianitos:

  • La prohibición de contestar:. No es una ley, pero el protocolo de 1989 recomienda explícitamente no responder a una señal hasta que lo aprueben la ONU y la comunidad internacional. Es una de las pocas «normas» científicas que asume posibles consecuencias políticas. De que estemos desde hace décadas lanzando señales de radio y televisión al espacio diciendo «¡Hey, estamos aquí!» no hay mención, claro.
  • Hay que avisar a la ONU, no al público. El primer «destinatario oficial» de cualquier detección sería el Secretario General de las Naciones Unidas, no el público ni la prensa. Algo inusual en ciencia.
  • No hay sanciones si se ignora el protocolo. Firmarlo es totalmente voluntario. Se trata más bien de lograr el consenso ético entre científicos. Tampoco se puede impedir a ningún país que anuncie que ha detectado una señal, aunque se sugiere prudencia.
  • Ojo con las copias de seguridad. El documento pide registrar la detección a prueba de manipulación y con copias en varios lugares geográficos distintos, por si hubiera sabotajes o se produjera la pérdida accidental de los datos.

Una última curiosidad es que el nuevo protocolo ha sido revisado por ChatGPT. El documento de 2025-2026 se escribió tras usarlo para clasificar comentarios y redactar borradores, con lo cual el protocolo SETI es –que se sepa– el primero en el que ha participado una inteligencia artificial / LLM.

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Imagen: GPT-5.

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