La Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA ha localizado un nuevo cráter de 16 metros en la superficie de la Luna a 282 metros al sur y 236 al este del punto de aterrizaje previsto de la sonda en el que es de suponer que descansan sus restos – NASA
El pasado cinco de junio el aterrizador Resilience de la empresa japonesa ispace terminó estampado contra la superficie de la Luna durante su intento de aterrizaje. Tras analizar las posibles causas ispace ha llegado a la conclusión de que un fallo en el altímetro láser fue la causa del triste final de la misión. Aquí [PDF] se pueden ver las diapos usadas durante la presentación.
ispace ha insistido en que en este caso, y a diferencia del primer intento de alunizaje de la empresa, que también acabó con un aterrizador estampado contra la superficie de la Luna, el software de guiado funcionó a la perfección y que actuó como estaba previsto. Pero que la adquisición tardía de los datos de altitud impidió frenar a tiempo.
Más en concreto el problema estuvo en que aunque esperaban empezar a obtener medidas de altitud cuando el aterrizador estuviera a unos tres kilómetros sobre la superficie de la Luna esto en realidad no ocurrió hasta que estaba a algo menos de un kilómetro de altitud. A esas alturas el motor de Resilience no tenía suficiente potencia como para frenar a tiempo, lo que llevó a un impacto a entre 50 y 72 kilómetros por hora.
Toca ahora analizar las posibles causas del fallo del altímetro, que pueden ir desde una degradación de sus prestaciones tras cinco meses en el espacio a que la velocidad de descenso era demasiado rápida para las prestaciones del instrumento. Otras posibles causas son una menor reflectividad del a superficie de la Luna en la zona de aterrizaje o que era un láser de menor potencia que además incidía sobre la superficie con un ángulo menor que en la misión anterior.
Un comité externo se encargará de analizar lo sucedido, a la vez que ispace intentará, en colaboración con la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), mejorar el hardware de su plataforma Hakuto-R de cara a posibles futuras misiones.
Pero eso probablemente implicará el uso de nuevos sensores de aterrizaje y hacer más pruebas y simulaciones antes del lanzamiento de la próxima misión, cuyo coste se estima que se verá aumentado en unos 900.000 euros.
El de Resilience fue el tercer intento de alunizaje en lo que va de año. El módulo BlueGhost M1 de Firefly Aerospace aterrizó sin problemas el dos de marzo para llevar a cabo su misión. Unos días después el aterrizador Athena de Intuitive Machines terminó tumbado de lado, lo que obligó a dar por terminada su misión en apenas una horas en lugar de en un par de semanas.