Por @Wicho

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Primeros instantes de la misión – SpaceX

SpaceX lo venderá como una oportunidad para obtener datos y aprender, pero en el noveno lanzamiento del Starship de nuevo fallaron tantas cosas que yo creo que no cabe sino calificarlo de un nuevo fracaso, y ya van tres seguidos. Aunque una cosa no quita la otra y, en efecto es de suponer que hayan aprendido cosas.

El lanzamiento se produjo con unos minutos de retraso sobre lo previsto por un pequeño problema con los equipos de tierra pero pudo ser solucionado rápidamente, y es cierto que cosas como esta son siempre oportunidades para aprender.

Una vez reiniciada la cuenta atrás, que se había parado en T -40 segundos, el despegue se produjo sin problemas, con los 33 Raptor 2 del Super Heavy 14, que volaba en su segunda misión, funcionando a la perfección. Esto es muy importante ya que era la primera vez que SpaceX reutilizaba la primera etapa de un Starship. De los 33 motores 29 eran reutilizados.

La primera etapa hace ¡pum!

La separación de las dos etapas del Starship 9 se produjo sin problemas, y de hecho dio la impresión de que la primera etapa se separaba en la dirección prevista gracias a que algunas de las salidas de gases del anillo de acoplamiento estaban tapadas. Eso funciona como una especie de sistema de guiado que tiene como objeto hacer que la primera etapa adopte la trayectoria más adecuada para su vuelta a la base y es una innovación respecto a lanzamientos anteriores en los que la trayectoria de la primera etapa tras la separación era aleatoria. La idea de esto es permitir a SpaceX reservar menos combustible para orientarla de vuelta a la base, lo que a su vez permite aumentar la carga útil.

En esta ocasión SpaceX había decidido de antemano que no iba a intentar recuperar la primera etapa con los «palillos» de la torre de lanzamiento sino que iba a hacer algunos experimentos con la trayectoria de reentrada y con los motores y que el Booster 14, AKA Super Heavy 14, AKA primera etapa del Starship 9, iba a terminar su carrera con un amerizaje más o menos controlado.

En este sentido el encendido de los motores para frenarla y colocarla en la trayectoria de vuelta hacia el Golfo de México también la ejecutó correctamente. Aunque a partir de ahí empezaron a torcerse las cosas.

La idea era utilizar un ángulo de ataque más elevado durante la reentrada para que el rozamiento con la atmósfera frenara más la primera etapa que en reentradas anteriores. Con esto, de nuevo, se puede reducir la cantidad de propelentes que hay que reservar, lo que a su vez, de nuevo, lleva a un aumento de la carga útil.

La reentrada también parece haberse producido correctamente. Pero a la hora de encender los tres Raptor 2 centrales para el amerizaje el Booster 14 reventó. Esto impidió hacer una prueba que tenía programada SpaceX en la que iban a apagar a propósito uno de esos motores y ver si podían compensarlo encendiendo uno de los del anillo central.

En cualquier caso, y dentro de lo que cabe, el funcionamiento de la primera etapa fue bastante parecido a lo esperado. Así que podemos darle buena nota.

La segunda etapa vuelve a hacer de las suyas

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Ubicación de una posible fuga de propelentes – SpaceX

Sin embargo, por muy optimistas que se mostraron quienes estaban comentando el lanzamiento, ya durante el ascenso de la Starship 35 (sí, es un lío que la segunda etapa y el cohete entero se llamen igual) ya se apreciaba lo que parecía una fuga de propelentes, marcada en rojo en la imagen de arriba y mucho más aparente en el vídeo del lanzamiento.

Si en efecto eso era una fuga mientras los seis Raptor 2 que montaba la S35 estuvieron en funcionamiento su influencia fue lo suficientemente pequeña como para que pudieran compensarla. Pero una vez colocado en su trayectoria suborbital prevista y apagados los motores pronto fue evidente por las imágenes que la segunda etapa estaba empezando a dar tumbos. Por no hablar de la nube de propelentes que la rodeaba.

Que estaba dando tumbos era también bastante evidente por el movimiento de las partículas que flotaban dentro de la bodega de carga de la nave, cuya puerta no pudo ser abierta para la expulsión de los simuladores de masa de ocho satélites Starlink que llevaba a bordo. Aunque no está claro si eso fue por un problema con el mecanismo de apertura o porque la nave la estaba sometiendo a fuerzas no previstas.

A eso de la media hora del lanzamiento SpaceX reconoció que estaban teniendo problemas para mantener la actitud de la nave, con lo que no iban a intentar el encendido de un Raptor 2 en órbita, y con lo que iba a ser imposible hacer una reentrada controlada, con lo que nada de obtener los datos que esperaban sobre el funcionamiento del escudo térmico y las modificaciones hechas en él.

En su lugar tomaron la decisión de «pasivar» la segunda etapa, lo que básicamente es soltar los propelentes al espacio, para asegurar que no hubiera ningún tipo de explosión que pudiera dejar restos en órbita y esperar a que reentrara. Afortunadamente cayó en las áreas en las que estaba previsto, así que no supuso ningún riesgo para nadie.

¿Ya hora qué?

Después de los fallos de los Starship 7 y 8 el lanzamiento del Starship 9 estaba sometido a un escrutinio especial.

Por un lado, es fundamental para los planes de SpaceX de cara a seguir con el despliegue de su constelación de satélites Starlink de acceso a Internet. Es cierto que tiene los fiabilísimos Falcon 9 para eso. Pero poder lanzar más satélites de cada vez y con un cohete completamente reutilizable que, además en teoría podrá ser lanzado varias veces al día, funciona mucho mejor desde el punto de vista económico.

Por otro, el Starship es la base del aterrizador HLS que se supone que la NASA va a utilizar en las misiones Artemisa 3 y 4 para colocar misiones tripuladas en la superficie de la Luna. Claro que mucho antes de que podamos tan sólo ver un vuelo de prueba del HLS es necesario que el Starship sea capaz de entrar en órbita. Y de acoplarse a otro para transferir combustible hasta que tenga el suficiente como para irse a la Luna.

Impresión artística del aterrizador lunar de SpaceX sobre la Luna
Impresión artística del aterrizador lunar de SpaceX sobre la Luna – NASA/SpaceX

Y también es la base de los sueños húmedos de Elon Musk de enviar misiones tripuladas a Marte para establecer una presencia humana permanente allí. Que por ahora no son más que sueños que siguen estando a una cantidad de tiempo indeterminada pero casi constante en el futuro. De hecho estaba previsto que Elon Musk diera una rueda de prensa sobre sus planes marcianos antes del lanzamiento del Starship 9, aunque fue pospuesta a después del lanzamiento, y después cancelada.

Pero lo que parece es que hay un problema fundamental en el diseño del Starship Bloque 2 y que, por mucho que SpaceX dijera que los fallos de los Starship 7 y 8 no estuvieron relacionados, al final, y viendo lo que ha pasado anoche, sí van a estarlo.

Porque a tenor de lo observado todo parece indicar que en los tres lanzamientos ha habido problemas con fugas de propelentes causadas por las vibraciones a las que se ven sometidos las Starship y más en concreto sus depósitos y conductos de propelentes, auque en las tres ocasiones se hayan manifestado de forma diferente.

En cualquier caso, de nuevo toca esperar al análisis de lo ocurrido anoche para ver qué sucedió realmente y cómo piensa solucionarlo SpaceX. Que por mucho carisma y labia que se gaste Elon Musk cada vez tiene menos margen de maniobra.

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