Por Nacho Palou — 4 de Diciembre de 2017

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En MIT Technology Review, Who Is Winning the AI Race?,

China y EE UU dominan el mundo de la investigación en inteligencia artificial. Microsoft, IBM, y Google son las compañías a la cabeza.

Durante años Microsoft ha publicado la mayoría de los estudios de investigación sobre inteligencia artificial, pero Google e IBM están ganando terreno.

IBM ha dominado hasta ahora la actividad de patentes relacionadas con la inteligencia artificial, pero Google y Facebook también están ganando terreno aquí.

El liderazgo aparente de estas empresas tiene mucho que ver con “la experiencia y con una profunda cultura investigadora de occidente”, que se traduce en la publicación de numerosos estudios y en un gran registro de patetes, dice Will Knight en China’s AI Awakening. Sin embargo los avances individuales de estas empresas no serán suficientes para sustentar la economía de occidente, ni para competir con China.

China tiene una ingente cantidad de recursos a escala nacional (y no sólo de empresas individuales) y además tiene la convicción de que la tecnología avanzada —incluyendo la inteligencia artificial y a pesar de que ahora mismo en realidad tiene pocas aplicaciones prácticas desde un punto de vista económico— será determinante para mantener el crecimiento y el desarrollo económico y social del país.

En China los líderes políticos y empresariales están apostando a que la inteligencia artificial reactivará su economía. En las últimas décadas ha sido el sector de la manufactura —junto con las reformas que han fomentado el comercio exterior y la inversión— el que ha sacado de la pobreza a cientos de millones de personas en aquel país. Pero la industria manufacturera se está desacelerando y China está reorientándose hacia la tecnología avanzada, incluyendo la inteligencia artificial.

Mientras que en occidente muchos ven una amenaza en la inteligencia artificial —porque reducirá los empleos, generará más pobreza, y aumentará las desigualdades económicas— en China parecen creer que la inteligencia artificial puede producir justamente el efecto contrario.

De modo que, para no quedarse atrás, dice Will Knight, “los países occidentales deben “invertir fuertemente en investigación y desarrollo ante el riesgo de perderse un cambio tecnológico sin precedentes.”

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