Por @Wicho — 13 de diciembre de 2021

La premisa de Invasion (disponible en Apple TV+) es que un día cualquiera comienzan a pasar cosas raras. Críos qu eoyen voces en sus cabezas. Cortes en las comunicaciones y en el suministro eléctrico. Explosiones que resultan ser meteoritos. Una unidad de SEALs que entra en combate con lo que creen que es una avanzada aeronave del enemigo… pero mientras todas las personas que estamos viendo la serie sabemos que son unos extraterrestres haciendo de las suyas en la serie nadie se entera de nada como hasta la mitad de la temporada. Lo que no está mal del todo porque en esta casa somos muy de Guillermo de Ockham y entendemos que antes de pensar en extraterrestres habría que pensar en otra cosa.

Así, los diez capítulos de la primera temporada –ya hay anunciada una segunda– siguen las andanzas de cuatro personas y sus allegados en distintos puntos del planeta. Aneesha Malik en los Estados Unidos que, junto con su familia, escapa de Nueva York por si acaso. Trevante Cole, un SEAL de la Armada de los Estados Unidos desplegado en Afganistán cuyo pelotón tiene un encontronazo con los alienígenas aún sin saberlo. Caspar, un adolescente británico que durante una excursión con el colegio sufre los efectos de la invasión sin saberlo. Y Mitsuki Yamato, una ingeniera de la JASA (no JAXA, se ve que no obtuvieron el permiso para usar el nombre real de la agencia espacial japonesa) que tiene que enfrentarse a la pérdida de una misión tripulada, también por culpa de los extraterrestres. Porque lo del sheriff John Bell Tyson, interpretado por Sam Neill, ha sido un EMOSIDO ENGAÑADO de libro, al menos en esta primera temporada.

Y el planteamiento no es malo: ¿cómo reaccionamos los humanos ante lo desconocido? Pero no sé si la serie consigue avanzar mucho en ello porque para cuando se sabe que están frente a una invasión extraterrestre los problemas inmediatos de los protagonistas casi hacen que eso carezca de importancia y que lo de los extraterrestres dé casi da igual.

Invasión tiene otra característica que puede ser poco atractiva según para quién y es su falta generalizada de escenas de acción. Para mí, de nuevo, no está mal, pero se aparta bastante del canon de este tipo de series.

Así que sí, la serie es fuera de lo común. Pero no por lo sorprendente sino más bien por cómo se aparta de lo habitual. Así que creo que veré la segunda temporada, aunque sin grandes expectativas más allá de que me haga pasar el rato, lo que tampoco está mal.

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