Por @Wicho — 9 de Octubre de 2013

Aunque el vídeo está disponible en la web de la EITB y subí la presentación a Slideshare, este es el texto de la charla de 10 minutos que di en Naukas 13.

Está basada en una que le vi dar a Jaap Meijers el año pasado en el primer SpaceUp EU que se llamaba 10 things you never knew about the ISS, diez cosas que no sabías de la Estación Espacial Internacional.

Pero descubrí que había que añadir que existe y por eso ahora son 10 + 1.

  1. Existe, de verdad que sí. Sí, la Estación Espacial Internacional existe y es la nave más grande jamás construida. Es tan grande que hubo que ensamblar a cachos porque no hay ningún lanzador capaz de ponerla en órbita de una pieza.

    Zaryá y Unity

    La construcción comenzó en noviembre de 1998 con el lanzamiento del módulo Zaryá, el de la izquierda de esta foto, al que se le añadió Unity en diciembre, primer momento en el que subió alguien a bordo de la Estación.
    
Poco a poco se le fueron añadiendo componentes hasta dejarla en su estado actual en 2011. En esta mide 51×109 metros, lo que viene siendo un campo de fútbol americano en el sistema métrico campofutbolero, y pesa unos 450.000 kilos; tiene el volumen habitable de un par de Boeing 747.

    EEI campofutbolera

    Es también lo más caro que hayamos montado jamás, con un coste estimado de unos 100.000 millones de dólares, lo que vienen siendo unos 10 colisionadores de hadrones, o un montón de Cristianos Ronaldos.


  2. Está habitada desde 2000. La Estación lleva habitada sin interrupción desde noviembre de 2000, primero por tripulaciones de 3, y desde 2009 por tripulaciones de 6, aunque con las visitas de los transbordadores se juntaba más peña a bordo.
    Habitualmente cada grupo de tres astronautas -los que caben en una Soyuz- está a bordo unos seis meses y se solapa cada tres meses con otro grupo de tres, para que siempre haya algún veterano a bordo, aunque pronto habrá un astronauta estadounidense y un cosmonauta ruso que permanecerán todo un año a bordo.


  3. Está en el espacio, pero por poco, pues aunque el espacio empieza a los 100 km de altitud, la EEI orbita a unos 400 km de altitud. Si este escenario fuera la Tierra y la Luna estuviera allí en el fondo, a unos 23 metros, la Estación estaría a... 2 centímetros del escenario.
    Esto hace que los astronautas digan que es como estar en un avión que vuela alto, salvo por la velocidad, que es espectacular; nos decía el otro día Leopold Eyharts que cuando quería fotografiar Francia desde la Estación tenía que estar preparado cuando sobrevolaban Canadá, y que como se despistara, se le pasaba.
    A esa altitud, además, queda la suficiente atmósfera como para que el rozamiento con esta le haga perder unos 2 km de altitud cada mes, por lo que hay que subir la órbita periódicamente, ya sea con sus motores o con los de alguna nave que esté de visita. Para mitigar esta pérdida de altura se usa el modo planeador nocturno de la Estación, que consiste en poner los paneles solares paralelos a la Tierra cuando la Estación pasa por la sombra de esta, como si fueran alas, lo que reduce el rozamiento en un 30 por ciento.

  4. ¿Gravedad cero? No... ¡Qué va!
  5. E igual que casi no están en el espacio la Estación y sus tripulantes tampoco están en gravedad cero la gravedad en ella es como un 90 por ciento de la terrestre. Lo que pasa es que va muy rápido -a unos 28.000 kilómetros por hora- lo que hace que caiga de lado y falle y no le de a la Tierra. Es lo que se llama caída libre, como se puede ver en vídeos como este que muestran la primera ley de Newton en acción.

  6. ¡Mira, mamá, la EEI! El que esté tan baja hace además que se pueda ver. Como está en una órbita inclinada 51,65 grados respecto al ecuador se puede ver aproximadamente hasta los 60 grados de latitud norte y sur, así que como la mayoría huimos del frío puede ser vista por como el 90 por ciento de la humanidad.
    Y cuando digo que puede ser vista quiero decir que puede ser vista a simple vista, si las nubes lo permiten.
    Esto ocurre al anochecer o al amanecer cuando los rayos del Sol inciden en los paneles solares y la hacen brillar, convirtiéndola en el segundo objeto más brillante del cielo nocturno detrás sólo de la Luna, con el permiso de destellos de los satélites Iridium. Se ve como un punto brillante que se mueve muy rápido y que además no es difícil de fotografiar.

    Ziuuuuuu!!!

    Para saber cuando se va a ver desde donde vives y a qué hora tenemos la propia NASA con Spot the Station, con un clásico como heavens-above, o Twisst, un servicio que te avisa mediante menciones en Twitter.


  7. Tecnología obsoleta. (hola @alpoma) Otra confusión común es asociar la Estación con tecnología punta, cuando el tiempo necesario para probar, certificar, e incorporar cosas en ella hace que cuando llegan a órbita tienen tranquilamente algunos años de antigüedad.
    Vaya, que estamos hablando de tecnología de los 80 y de los 70 en algunas cosas, lo que obliga a los astronautas a dedicar mucho tiempo a tareas de mantenimiento en detrimento del tiempo que le dedicarían a la ciencia.

  8. Pero hay WiFi. Eso sí, hay unos cien ordenadores a bordo. Los que gestionan los sistemas de la Estación están siendo migrados a Debian, y el resto son ordenadores con Windows que se usan fundamentalmente para controlar experimentos. Y sí, en la Estación hay WiFi desde 2008.

  9. Y robots a bordo. Uno es Robonaut, con el que están experimentando a ver si sirve para ayudar en tareas de mantenimiento. Y el otro es Kirobo, que es como un «mancontro» que la JAXA usará para hablar con Koichi Wakata. Y no, no es broma. Menos mal que al menos no enviaron a Hello Kitty.

  10. Hay que reciclar. Otro asunto a tener en cuenta es que a 400 kilómetros de altura no puedes ir al súper, así que aunque la Estación recibe suministros periódicamente usando varios tipos de naves de carga, es importante reciclar para aprovechar los recursos. Y esto incluye el pis de los astronautas. Sí, los astronautas se beben su propio pis reciclado... Aunque antes de que os de un ataque de asco, pensad de donde viene toda el agua que bebéis vosotros. La caca, en cambio, se almacena y se envía de vuelta para ser destruida en la atmósfera con las naves de carga... Lo cual no sé si me tranquiliza mucho.

  11. No está acabada. Otra cosa es que a pesar del pastón que nos hemos gastado en ella, no está terminada. Falta que Rusia envíe el laboratorio Nauka, que fue construido en los 90 como reserva del Zaryá, otro módulo esférico más que básicamente sirve de pieza de interconexión, y dos módulos con paneles solares.

  12. Tiene fecha de caducidad. Con Nauka y los dos paneles solares se podría trocear la Estación en dos separando de nuevo Zaryá y Unity si a partir de 2020 los Estados Unidos deciden retirarse del proyecto, aunque no hay nada todavía decidido.
    Eso sí, espero que cuando la Estación termine sus días convertida en una enorme bola de fuego en la atmósfera tengamos ya un sustituto, pues como decía Konstantin Tsiolkovski la Tierra es la cuna de la humanidad, pero uno no puede quedarse para siempre en la cuna.

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