Por @Alvy — 16 de Mayo de 2018

La receta para este experimento titulado simplemente The Cannon Project incluye diversas cantidades de pólvora fina con las que se carga un viejo cañón en el que se prende una mecha. Tan primitivo como efectivo. Los preparativos están bien, pero el zurriagazo en sí comienza en 01:50 (luego se repite a cámara lenta).

La parte más tecnológica es una cámara GoPro de las de rezar-usar-y-tirar (que curiosamente sobrevive a la explosión y al impacto) que va insertada dentro de la «bala». La bala no es de metal, sino una bola de bolos del 16 (libras, ~7 kg) a la que se ha recortado un hueco en el que encaja la cámara convenientemente amortiguada por algodones y protegida por resistente plexiglás. A mi el plexiglás siempre me ha sonado muy a producto imaginario de Marvel o DC, del estilo del Vibranium o la Kriptonita, debe ser por el nombre. Hay que reconocer que es efectivo.

El vídeo está bien porque aunque la bola no deja de dar vueltas no lo hace demasiado rápido –lo que permite apreciar las vistas y la altura– y además dura y dura… El proyecto en cuestión parece que fue preparado para la Feria de Ciencias de un colegio, de ahí que la presentación la haga una joven científica que –todo sea dicho– precauciones no parece tomar muchas, aunque todo el proceso parece convenientemente supervisado por adultos. Por aquello de la mortífera pólvora y todo eso.

No es desde luego el lugar más raro en el que se ha visto una GoPro –mi favorito es el montaje en un hula hoop– pero simpático sí que es.

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