Por Nacho Palou — 16 de Agosto de 2010

El CO2 es considerado el gas principal causante del calentamiento global. En gran parte su origen está en la quema de combustibles fósiles (carbón, gas, petróleo, madera), utilizado por ejemplo para impulsar vehículos y aviones.

El CO2 es absorbido de forma natural por bosques y océanos. Pero el ciclo natural del carbono puede alterarse por la emisión artificial de grandes cantidades de este gas. Al superarse la capacidad de absorción natural -a lo cual no ayuda el hecho de que la superficie de bosques en todo el planeta sea cada vez es menor- el CO2 se acumula en la atmósfera produciendo el conocido como efecto invernadero.

El artículo Scrubbing the Skies (National Geographic, agosto 2010) hace referencia a investigaciones de la Universidad de Columbia que consideran que capturar el CO2 que se emite a la atmósfera podría ser una solución más sencilla que construir coches y aviones que no lo emitan.

El uso de estos árboles sintéticos podría ser una solución de transición o complementaria. Dado que el CO2 se reparte por toda la atmósfera los capturadores de CO2 pueden colocarse allí donde sea más adecuado retener el gas, por ejemplo bombeándolo bajo el suelo o el lecho marino.

Además el CO2 captura puede reutilizarse con diversos fines. Incluso se puede reconvertir en combustible líquido añadiendo metano o hidrógeno, que puede obtenerse de fuentes renovables.

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