Resulta un poco espeluznante leer acerca de la «vida analógica» en The Analog Life, un articulillo de Tanner Garrity en que el que hay una gran lista de 50 formas de «volver a sentirse humano», esto es, como un ser analógico. Dramatizaciones aparte, es una buena recopilación que recuerda costumbres otrora cotidianas que ahora se han convertido principalmente en digitales. Lo habitual del día a día: chatear con los amigos por WhatsApp, buscar el mejor restaurante en el lugar de vacaciones entre las reseñas de Google o pedirle a ChatGPT las recetas.
De la lista de 50 me quedo con estas diez por ser las que más me llamaron la atención porque me parece que están en estado irrecuperable:
- Leer el periódico
- Llamar por teléfono a familiares y amigos
- Usar libros de cocina
- Usar un tocadiscos
- Enviar cartas a mano
- Pasar por casa de un amigo sin avisar
- Pedir recomendaciones a personas reales
- Hacer cosas sin dejar prueba
- Explorar tu entorno cercano sin móvil
- …
También hay otros consejos más orientados a una desconexión fulminante y radical, como cuando los alcohólicos han de pasar la abstinencia: borrar las cuentas online, bloquear webs que te hacen perder el tiempo o prescindir del móvil incluso con herramientas físicas como cajas con candado (dicen que esto funciona).
Otras cosas de la lista las encuentro raras porque todavía las hago (!) como leer libros y cómics en papel, escuchar la radio con un transistor, llevar un reloj de muñeca (a veces cambio el Apple Watch por algún Casio más rústico) o usar una consola de videojuegos sin internet, donde la Game Boy gana por goleada.
Supongo que revisando la lista y marcando las cosas que haces, no haces, no piensas volver a hacer o jamás las hiciste se podría calcular tu viejunez o el grado de digitalización de tu vida. Pero ¡cuidado con quedarte sin batería!