Por @Alvy — 18 de Mayo de 2020

En Upload cuando la gente va a morir puede elegir entre subirse digitalmente a un servicio de alojamiento eterno en realidad virtual o palmarla. Tras la primera impresión resulta que la cosa no está tan mal: el entorno es un hotel en un paraje idílico, se puede hablar con los vivos por videoconferencia e incluso recibir visitas virtuales. ¿Quién no querría una eternidad así?

Esta serie de Greg Daniels (el de Parks and Recreation) se deja ver cómodamente porque son diez episodios cortitos, de una media hora. Tiene el tono de comedia de ciencia-ficción, pero con un toque romántico. A mi me recordó un poco a un cruce entre The Good Place y algún episodio de Black Mirror. La historia no es gran cosa, arqueada con un misterio bastante previsible y de final anodino, pero los chistes y detalles «tecnológicos» son buenísimos. Alrededor del protagonista están principalmente su novia y su ángel, una operadora de asistencia técnica del servicio.

Como suele suceder, resulta que no todo es tan bonito como parece. La inmortalidad es un servicio de pago y además de costar un dineral no todo el mundo puede disfrutar de la misma calidad. A veces es como vivir en una gigantesca app, en la que constantemente aparecen anuncios publicitarios que hay que cerrar y «extras» que comprar, desde hamburguesas virtuales a gigas para comunicarse. Los sintecho de allí se llaman «los 2 gigas» y se quedan congelados cuando consumen sus datos.

Entre chistes en el supermercado, en los métodos para comunicarse y cómo es la vida futura en el MundoReal™ antes de entrar en la realidad virtual tiene muchos momentos hilarantes, como el poder asistir a tu propio funeral a través de una especie de videoconferencia resulta hilarante en muchas escenas. Y es que en Upload morirse no es un problema.

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