Por @Alvy — 20 de Abril de 2007

Ayer en la Lotería Primitiva española los seis números ganadores fueron 1-2-4-8-9-24 (ccomplementario, 48; reintegro, 4). Se jugaron 18 millones de apuestas al precio de un euro cada una. Como la probabilidad de acertar los seis números es de una entre 14 millones más o menos, lo «normal» o esperable hubiera sido que sólo apareciera un único acertante, tal vez dos o tal vez ninguno (siempre suponiendo que la gente elige sus números del 1 al 49 más o menos al azar y que las bolas del bombo también salen al azar).

El caso es que aparecieron 14 acertantes del premio máximo, que acertaron los seis números. Esta «anomalía» no es la primera vez que sucede. En mi opinión podría ser una confirmación más de la idea de que algunas combinaciones de números son más o menos «rentables» que otras porque. Algunas son más «fáciles» por «populares»: cuando salen acierta más gente de la que cabría esperar estadísticamente y debido a las reglas del juego se reparte el premio entre todos esos acertantes.

En este caso, los números favoritos de la gente o «fáciles» han sido números bajos y contiguos, como los que a veces se corresponden con las fechas y cumpleaños, un método que parece ser el que eligen muchas personas para seleccionar sus combinaciones «al azar» (lo cual resulta no ser tan aleatorio después de todo).

Esos catorce acertantes de ayer han ganado 177.000 euros cada uno, podrán pagar su hipoteca y una buena fiesta. No está nada mal. Pero si sólo hubiera sido sólo uno quien hubiera acertado el premio, que sería matemáticamente lo normal/esperable (si se eligen números a los que juega poca gente, pero tan probables de formar la combinación ganadora como los demás) tal vez se habría llevado para él solito unos 2,5 millones de euros, libres de impuestos. Toda una diferencia, incluso siendo la probabilidad de acertar igual de ínfima que para los demás jugadores.

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