Por @Wicho — 1 de mayo de 2023

Después de varios retrasos primero por motivos técnicos –hubo que cambiar un motor– y luego porque la meteorología no colaboró esta pasada noche un Falcon Heavy de SpaceX por fin lanzaba el satélite de telecomunicaciones ViaSat-3 Americas. Ha sido el quinto lanzamiento de un Falcon Heavy en una misión real; el sexto si contamos el lanzamiento inaugural con el roadster color cereza de Musk a bordo.

Acompañaban al ViaSat-3 el Arcturus (AKA Aurora 4A) de Astranis y el G-Space 1 de Gravity Space, también conocido como Nusantara-H1-A, bastante más pequeños los dos. El primero dará acceso a Internet de banda ancha en Alaska a través de la empresa Pacific Dataport. El segundo servirá para que la empresa indonesia PT Pasifik Satelit Nusantara no pierda sus derechos para emitir señales de radio en banda Ka y banda Ku desde órbita geoestacionaria mientras no está listo el SATRIA-1, el satélite de telecomunicaciones que realmente los usará para algo útil.


El ViaSat-3 Americas durante los preparativos para el lanzamiento – SpaceX


Arcturus a la izquierda; G-Space 1 a la derecha – SpaceX

A diferencia de lanzamientos anteriores de satélites con destino a órbita geoestacionaria el Falcon Heavy no los dejó en una órbita de transferencia geoestacionaria sino que los llevó casi a su destino. Eso alarga la vida útil de los satélites ya que tienen que gastar menos combustible en alcanzar su órbita definitiva. Pero a cambio ha supuesto que ninguno de los tres propulsores de la primera etapa ha sido recuperado, con lo que quienes somos de la rama del espaciotrastorno no hemos podido disfrutar del espectáculo de los dos propulsores laterales aterrizando juntos al terminar su misión. No ha trascendido la cifra pero ViaSat ha pagado un plus por esto.

El propulsor central era nuevo; los laterales eran el B1052, que volaba por octava y última vez y el B1053, que llevaba a cabo su tercer y último vuelo. Ha sido la primera vez que SpaceX lanzaba un Falcon Heavy en configuración no recuperable; por ello ninguno de los tres propulsores llevaba aletas para maniobrar ni patas para aterrizar.

SpaceX sí que va a intentar recuperar las dos mitades de la cofia protectora, que ya habían volado en misiones anteriores; de hecho este vuelo era el número 100 en el que se utilizaba una cofia reacondicionada. Han dejado unas imágenes espectaculares durante su reentrada.

Ha sido también el segundo de los cinco lanzamientos de Falcon Heavy que hay previstos para este año, aunque eso siempre depende de que las cargas útiles estén listas a tiempo.

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