Por @Wicho — 16 de Mayo de 2022

Portada de Shards of Earth de Adrian TchaikovskyShards of Earth. Por Adrian Tchaikovsky. Tor (27 de mayo de 2021). 565 páginas.

En el futuro la humanidad ha conseguido la tecnología par viajar más rápido que la luz y extenderse por la galaxia. Pero para variar está en conflicto consigo misma y con alguna de las especies alienígenas que se ha ido encontrando. Aunque todo queda en nada cuando aparecen los Arquitectos.

Los Arquitectos son unos seres –o entes– del tamaño de una luna capaces de manipular la materia a su voluntad. Y su voluntad es convertir astros habitados en una especie de esculturas sin preocuparse de la destrucción de las vidas de los seres que los habitan. La Tierra es uno de los planetas que recibe sus atenciones.

Ante la amenaza de los arquitectos, que parecen imparables, la humanidad deja de lado sus rencillas internas y las que mantiene con otras especies y se crea una gran alianza para luchar contra ellos. Aunque todos los esfuerzos son inútiles hasta que un buen día Xavienne Torino consigue contactar telepáticamente con uno de ellos, que parece darse cuenta de lo que está haciendo, y se marcha.

A partir de ahí se desarrolla un programa para intentar reproducir las habilidades como intermediaria de Xavienne. Y tras muchos fracasos y muertes una promoción de personas cuyo cerebro ha sido modificado se unen a la lucha hasta que consiguen detener la guerra cuando los Arquitectos se van de forma tan inesperada como cuando llegaron.

Cincuenta años después Idris Telemmier, uno de los pocos intermediarios que siguen con vida, forma parte de la tripulación de una nave de rescate que se va buscando la vida por la galaxia. Hasta que entran en posesión de un objeto que hará que distintas facciones empiecen a perseguirlos a lo largo y ancho de esta mientras Idris intenta que hagan caso de sus avisos de que los Arquitectos van a volver.

Leí esta novela porque en todas partes la ponían por las nubes. Pero quizás por tener unas expectativas muy elevadas no me pareció para tanto. Creo que le sobran tranquilamente dos tercios de las páginas que tiene para lo que avanza la trama; muchas veces me quedé con la sensación de que me estaba contando la misma escena –o casi– pero con la acción situada en otro planeta.

Y claro, como es de rigor hoy en día que parece que existe la obligación de escribir sagas en lugar de novelas autoconclusivas, se termina sin que se haya terminado la historia. De hecho ya hay un segundo libro en la serie, Eyes of the Void, y el autor promete un tercero. Aunque dicen que en el segundo libro pasa un poco lo mismo que en el primero en el sentido de que bo avanza la trama. Así que no sé si me va a apetecer meterme a leer otros dos tochos de 600 páginas para que quizás al final todo quede en nada. Hay demasiados libros que leer y demasiado poco tiempo.

En lo que se refiere a destructores de mundos mi estándar sigue siendo el de los Berserker de Fred Saberhagen, que recomiendo encarecidamente desde hace años.

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