Diciembre2018

Por @Wicho — 31 de diciembre de 2018

How Not to Network a Nation por Benjamin Peters

Entre 1959 y 1989 la Unión Soviética intentó construir varias redes de ordenadores que conectaran todo el país, un poco al estilo de lo que la Arpanet estaba siendo para los Estados Unidos.

Pero todos y cada uno de esos intentos –que con el paso de los años fueron siendo cada vez menos ambiciosos– fracasaron por la enorme resistencia al cambio que presentaba el sistema que tenían que mejorar. Esta resistencia se basaba fundamentalmente en dos pilares. Por un lado las luchas por el poder que mantenían entre sí los distintos ministerios y por ende sus ministros, que no querían que ningún otro ministerio ni ministro pudieran sacarle ventaja. Eso hacía que aún cuando alguno de los proyectos tuviera un cierto apoyo fuera torpedeado desde otros departamentos. Pero además las personas que tenían que usarlos temían que esos nuevos sistemas les hicieran perder sus pequeñas parcelas de poder, sus relaciones interpersonales que les permitían solucionar cosas y a la vez poder vender esos favores a otras personas para beneficio propio.

Me apasiona la historia de la informática, así que empecé How Not to Network a Nation con muchas ganas pero he de reconocer que en seguida se me hizo pesado y que sólo conseguí terminarlo por cabezonería y por ver si la cosa mejoraba en algún momento dado.

Y es que no es para nada lo que yo esperaba porque apenas habla de aspectos técnicos y al contrario habla y habla y habla sobre aspectos filosóficos de la cibernética, la economía planificada, las sociedades jerarquizadas, y de las relaciones de poder. Pero de haberlo pensado antes es lógico que esto sea así, ya que como decía al principio ninguno de los proyectos para conectar la URSS funcionó, así que pocas cosas técnicas se pueden contar de ellos.

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Por @Alvy — 31 de diciembre de 2018

En su canal Wood by Toth el amigo Kyle Toth se dedica a mostrar cómo fabrica objetos en madera. Algo que tiene su encanto e intríngulis, y que va desde mesas a cajones e incluso tablas para cortar pizzas. Siete días se pasó grabó el proceso de construcción de una enorme cinta de Möbius en madera, ese curioso objeto geométrico que tiene una sola cara y un solo borde. Aunque le salió gordito –del estilo de la versión «cinta de Möbius cual esponja de Menger»– cumple con todos los requisitos, no hay más que verlo.

La construcción de la cinta de Möbius tiene su aquel: difícil sería tallarla de una sola pieza (por el tamaño más que otra cosa) así que el método que hábilmente emplea consiste en seccionarla longitudinalmente en pequeños triángulos, que se pegan unos a otros con un ángulo precisamente calculado para obtener el giro resultante adecuado. A partir del primer vídeo, titulado apropiadamente Cinta de Möbius: día 1 se puede ver el proceso: lento y tedioso, pero a la vez relajante. Y así día tras día. En su canal hay siete vídeos en total, uno para cada día de trabajo con la cinta. El de arriba es el «resumen breve con los mejores momentos».

Con unas 90 piezas (me ha parecido contar) pegadas y ajustadas con grandes gomas elásticas el proceso final consiste en hacer recortes y microajustes para luego pasar al lijado y pulido general. Finalmente se barniza y se puede colocar sobre un pedestal, cual trofeo del ingenio humano. El resultado final es una superficie de una sola cara y un solo borde, tan bella e intrigante como decorativa. Misión cumplida.

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Por @Wicho — 31 de diciembre de 2018

La increíble mujer invisible es una charla de Lorena Fernandez en la que habla de las muchas mujeres que a lo largo de la historia han llevado a cabo trabajos o investigaciones extraordinarias. Especialmente en el campo de la ciencia y la tecnología, aunque pasa en más campos, y ni se las conoce ni se las nombra siquiera.

Aunque creo que estamos mejorando a mí me parece más adecuado el que he puesto a esta anotación; el mero hecho de que no dejemos de hablar de ello me parece que ayuda, aunque sin duda hay que ir mucho más allá.

Como ejercicio al respecto: ¿sabrías decir quienes son las recientemente fallecidas Evelyn Berezin y Nancy Roman antes de pinchar en los enlaces? Pues la primera, aunque no lo sepas, ha influido mucho en tu vida.

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Por @Wicho — 31 de diciembre de 2018

El último policía por Ben H. Winters

Hank Palace ha conseguido por fin el trabajo de su vida como detective del departamento de policía de Concord en Nuevo Hampshire. Pero le quedan algo menos de seis meses para disfrutarlo: ese es el tiempo que falta para que el asteroide 2011GV1, bautizado como Maia, choque irremisiblemente contra la Tierra.

Maia mide unos 6,5 kilómetros de diámetro, con lo que se calcula que su impacto terminará de forma inmediata con más o menos la mitad de la población de la Tierra. Y esos serán los afortunados, pues los que sobrevivan tendrán que enfrentarse a los efectos del impacto, que entre otras cosas provocarán un oscurecimiento de la atmósfera que provocará un invierno que durará nadie sabe cuanto tiempo. Lo que está claro es que aunque alguien pueda sobrevivir la civilización no lo hará.

En estas circunstancias mucha gente ha decidido dejar sus puestos de trabajo porque total para lo que les queda… Otros han decidido dedicarse a vivir el tiempo que les queda aprovechándolo al máximo, intentando completar todas aquellas cosas que querrían haber hecho antes de morir. Y no son pocos los que optan por el suicidio.

Pero Palace no. Palace es de los que están dispuestos a hacer su trabajo lo mejor posible hasta el fin. Así que cuando un día le llaman a la escena de un suicidio y algo le suena raro comienza a investigarlo como un posible asesinato que alguien ha intentado hacer pasar por un suicidio.

En este sentido El último policía es una novela negra, pero lo que la hace diferente es el entorno el que Palace tiene que dilucidar qué ha pasado realmente –empezando por si ha sido un asesinato o no– y el por qué. Algunos de sus compañeros no le hacen ni caso porque total qué más da; otros lo apoyan, aunque sin excesiva convicción. Como en muchas ocasiones lo que parece importante no lo es tanto y al final las cosas toman un derrotero un tanto distinto a lo esperado.

Es una novela entretenida que se lee pronto y que además te hace plantearte qué harías en circunstancias similares. ¿Te irías a recorrer mundo? ¿A cumplir con tus sueños? ¿A arreglar cuentas? ¿Te quitarías de en medio? Además la edición en inglés en Kindle sale por poco más de dos euros, así que mola más aún. Eso sí, la edición en español está sólo disponible en papel y ya sale por 17 euros.

Esta novela es la primera de una trilogía que sigue en Countdown City y World of Trouble, que hasta dónde yo se no están disponibles en español.

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