Por @Wicho — 9 de Abril de 2022

Impresión artística de un Vega-C en el espacio – Arianespace
Impresión artística de un Vega-C en el espacio – Arianespace

Una de las primeras reacciones rusas a las sanciones adoptadas por la Unión Europea contra Rusia por la invasión de Ucrania fue la retirada del personal de Roscosmos del Espaciopuerto de Kourou en la Guayana Francesa. Esto impide lanzar desde allí los cohetes Soyuz-ST, en uno de los cuales estaba programado el lanzamiento del satélite mediaombiental Sentinel-1C. Así que la Agencia Espacial Europea (ESA), que es quien opera los lanzamientos de los satélites Sentinel para la Comisión Europea, ha decido que lo lanzará en un Vega-C de Arienespace.

El Vega-C es una evolución del Vega, el lanzador más pequeño del que dispone Arianespace que, la verdad sea dicha, ha sufrido dos fallos en su corta carrera. Incorpora motores más potentes en la primera, segunda etapas y cuarta etapas, aunque conserva la tercera etapa del Vega. Será capaz de poner hasta 2.300 kg en órbita terrestre baja, lo que supone un 60% de incremento sobre el Vega. Su primer lanzamiento está previsto para 2022, aunque el del Sentinel-1C está programado para la primera mitad de 2023. Uno de los clientes estrella del Vega-C será el avión espacial reutilizable Space Rider.

Un problema añadido a los habituales del desarrollo de cualquier cohete es que la cuarta etapa del Vega, conocida como Attitude Vernier Upper Module (AVUM, Módulo superior Vernier de [control de] actitud), igual que el AVUM+ del Vega-C, usa un motor RD-843. Y ese motor lo fabrica la empresa ucraniana Yuzhmash, con sede en Dnipró. Así que con la invasión rusa el suministro de estos motores a Avio, la empresa que fabrica el AVUM y el AVUM+, parece cuando menos problemático, con lo que podría influir no tanto en la entrada en servicio del Vega-C, pues hay motores ya entregados, sino su uso continuado.

Impresión artística de un Sentinel–1 en órbita
Impresión artística de un Sentinel–1 en órbita

Los Sentinel-1 obtienen imágenes de las superficies terrestres y oceánica de Europa, Canadá y las regiones polares casi en tiempo real, en cualquier momento del día o la noche y en todas las condiciones meteorológicas gracias al uso del radar, lo que permite observar a través de nubes y en la oscuridad. Para ello usan un radar de apertura sintética de banda C, lo que quiere decir que aunque la antena del satélite no se mueva este es capaz de dirigir el haz del radar hacia puntos que no estén necesariamente debajo de él.

Permiten con ellas detectar y vigilar vertidos de crudo y su evolución, estudiar las banquisas de hielo, detectar los desplazamientos de la superficie de la tierra, analizar los usos del terreno, e incluso contribuir a la navegación marítima con su capacidad de detectar embarcaciones.

Ya están en órbita el Sentinel-1A y el 1B, ambos lanzados por sendos Soyuz ST. Y vistos sus buenos resultados la idea era lanzar al menos otros dos más, el 1C y el 1D, para, al hacerlos volar separados 90º en sus órbitas, obtener mayor frecuencia de revisita sobre cualquiera de los puntos del planeta que quedan dentro de su área de cobertura.

Pero el 1B falló hace unos meses y aún no se sabe por qué. Así que con el lanzamiento del 1C se recuperará la capacidad perdida, suponiendo que no se pueda reactivar el 1B. Pero es más preocupante que aún no están claras las causas del fallo del 1B, con lo que, dependiendo de lo que se averigüe, igual hay que retrasar el lanzamiento del 1C por si es necesario hacerle alguna modificación para que no sufra el mismo fallo.

El Programa Copérnico, que es el que opera los satélites Sentinel, se ha convertido en los últimos años en el principal proveedor mundial de datos de observación terrestre. Está en Twitter como @CopernicusEU.

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