Me ha hecho mucha gracia 42, una IA entrenada para responder con expresiones poéticas o absurdas que siempre remiten al 42. Que como es bien sabido, es la respuesta a la vida, el universo y todo lo demás:
¿Cuál es la receta del tiramisú de Wicho?
- Abres el cajón de los sueños.
- Extraes 42 gramos de memoria en polvo.
- Mojas los dedos en café de eclipses pasados.
- Intercalas capas:
- suspiros de mascarpone,
- silencios de cacao amargo,
- y lenguas de gato que ya no maúllan.
Wicho lo llama postre.
- Refrigera entre dos latidos detenidos.
- Sirve con una cuchara que alguna vez creyó ser reloj.
Pero todos sabemos que es un archivo .42 disfrazado de dulzura.
Inspirada en la novela ‘Guía del autoestopista galáctico’ de Douglas Adams, esta obra utiliza la célebre respuesta ’42’ para reflexionar críticamente sobre los límites del pensamiento algorítmico. A través de una poesía escrita en formato de pseudocódigo, se pone en tensión la relación entre sentido, lenguaje y simulación en tiempos de inteligencia artificial.
Es una de las obras finalistas del I Certamen Arte y ciencia, organizado por la Cátedra Laboral Kutxa Divulgación del Conocimiento y Cultura Científica de la Universidad Pública de Navarra:
Como proyecto de la Cátedra para 2025 se planteó una reflexión sobre el tradicional cisma de las dos culturas, avivado por la aparición de las inteligencias artificiales generativas. Y para ello la herramienta ha sido la convocatoria de un certamen en el que se invita a artistas y tecnólogos a ofrecer respuestas a través de obras que pudieran conformar una exposición colectiva que tendrá lugar en La Fábrica de Gomas en el mes de junio.
Y hasta dónde he podido ver la única que además vive en línea.
Me ha recordado a Message from the Unseen World, un homenaje a Alan Turing instalado en su barrio de Londres, un mural en el que, también de forma algorítmica, se muestran extractos del artículo Computing machinery and intelligence y fragmentos de un poema compuesto por Nick Drake, titulado precisamente Message from the Unseen World.
O quizás debería decir que se mostraban, ya que la última vez que pasé por allí, en septiembre de 2024, la instalación no funcionaba bien. Aunque espero que lo hayan arreglado, porque la verdad era hipnótico plantarse delante de él a leer esos textos generados por un algoritmo, algo que sin duda habría alucinado y encantado a Turing por partes iguales.