Por @Alvy

Un equipo de investigadores surcoreanos han desarrollado enjambres de microrobots cúbicos capaces de colaborar, transportar cargas miles de veces superiores a su propio peso, trepar obstáculos y desbloquear tubos al estilo de las arterias obstruidas. El trabajo parece un gran avance en miniaturización robótica e «inteligencias colmena» y es de esos que acongoja un poco cuando lo ves en acción.

Inspirados en la naturaleza, fabricados en masa

Cada microrrobot mide 600 micras de alto y se fabrica mediante un molde, resina epoxi y con una imantación programada de neodimio-hierro-boro (NdFeB). Tienen forma cúbica y una mayor área de contacto que los modelos esféricos. Esto además permite que se ensamblen de forma más robusta para las tareas más exigentes. Se pueden producir en masa los perfiles de magnetización ajustados de modo que haya tres tipos distintos de configuración, según las tareas.

Usando campos magnéticos rotatorios, se pueden autoorganizar para:

  • Escalar obstáculos de hasta cinco veces su tamaño.
  • Lanzarse individualmente distancias 20 veces su longitud corporal.
  • Levantar objetos 1.600 veces más pesados.
  • Formar balsas que flotan en agua y transportan otros materiales.
  • Desatascar conductos, simulando eliminar trombos en arterias.
  • Guiar insectos vivos como hormigas o cochinillas, sin dañarlos.
  • Regular el acceso a comida de larvas, manipulando su entorno.

Microrobots con inteligencia colectiva: fuertes como hormigas, dotados de precisión quirúrgica y además se pueden producir en masaEs interesante que el vídeo a diferencia de otros similares está ralentizado porque los movimientos de los microrrobot son muy rápidos, aunque por su tamaño necesitan más tiempo para que a lo que para ellos sería el tamaño «macro», nuestros objetos cotidianos, puedan observarse los cambios.

Aunque el sistema es sorprendente, estos enjambres aún dependen de un campo magnético externo. El siguiente paso será dotarlos de navegación autónoma con retroalimentación en tiempo real, de modo que puedan moverse por espacios confinados como las arterias y ejecutar tareas médicas de forma independiente

La idea de los investigadores es demostrar que es posible lograr inteligencias colmena funcional en tareas complejas. Las aplicaciones futuras abarcan desde cirugía mínimamente invasiva hasta manipulación de organismos y materiales sensibles, lo que abre una nueva frontera en la robótica en miniatura.

(¡Gracias, Juan, por el vídeo… Sí que da miedito!)

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Por @Alvy

Fábricas chinas de coches que operan sin iluminación. Sencillamente, porque los robots no la necesitan.

Un coche eléctrico BYD U8 que lleva un dron DJI Mavic 3 Pro incorporado en el techo. Si estás en un atasco puedes hacerlo volar a ver qué narices pasa a tu alrededor.

Rusia fabricando drones kamikaze a mansalva. Modelo Geran-2 (Shahed-136 en el diseño iraní original) pintados de negro para operaciones nocturnas. (Muy propagandístico el montaje).

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Por @Alvy

Como mero aficionado, siempre he pensado que cuando un robot alcance la agilidad y el nivel como para jugar de forma competitiva al tenis de mesa (que no ping-pong, que oí que los profesionales se enfadan con esa denominación popular) sería un gran avance tecnológico. Ahora el equipo de Google DeepMind ha desarrollado un brazo robótico «nivel jugador humano aficionado» y no se ve nada mal.

El proyecto combina robótica de alta velocidad, aprendizaje por refuerzo y varias formas de control, incluyendo técnicas avanzadas de transferencia de una simulación al MundoReal™ (algo denominado sim-to-real). El chisme no es pequeño: es un brazo robótico ABB IRB 1100 sobre raíles capaz de moverse unos 4 metros. Un profesional necesitaría bastante más.

El brazo está equipado con una pala personalizada con sensores e incluye una combinación de cámaras y un sistema de captura de movimientos para seguir la pelota y ejecutar golpes de precisión. Es capaz de jugar según se desarrolle el partido y cómo sea el oponente. La máquina no pestañea, no tiembla, no duda… o sea, todo lo contrario de lo que suele hacer el oponente humano.

El entrenamiento virtual incluyó más de 2.400 millones de «pasos», usando un algoritmo evolutivo (BGS) y datos reales de partidos de tenis de mesa entre humanos. En la prueba de fuego, el robótico jugador compitió contra 29 jugadores humanos, con niveles desde principiantes hasta avanzados. El resultado: ganó el 100% de los partidos frente a principiantes y el 55% frente a jugadores intermedios. A los jugadores avanzados no pudo ganarlos… de momento.

Uno de los problemas a los que se enfrenta es distinguir y saber devolver las bolas «cortadas» con efecto, que se frenan al botar, algo que visualmente desafía el sentido común pero que los jugadores más experimentados conocen bien y pueden adivinar por cómo ha sido el golpeo y la curva de la bola. Todo se andará.

Lo mejor de estos partidos es de momento que el robot no puede reírse, aunque tenga motivos para ello.

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Por @Alvy

Los robots estarán realmente integrados entre nosotros cuando puedas pedirles que arreglen la casa y lo hagan completamente bien. Mientras tanto, versiones avanzadas para ciertas tareas, controladas por modelos como π0.5 pueden servir para irnos haciendo una idea de cómo será la cosa.

Y es que este nuevo modelo, denominado π0.5 y desarrollado por Physical Intelligence, es ya todo un avance en el «un mayordomo robótico en tu hogar». Básicamente es una prueba controlada de la robótica en entornos abiertos (lo que llaman Open World). La idea es entrenar a los robots con multimodales —datos visuales, táctiles e instrucciones verbales— y luego dejarlos sueltos en el MundoReal™ en escenarios y con objetos desconocidos a ver qué tal se buscan la vida.

Según dicen sus creadores, en pruebas rigurosas ha demostrado una capacidad muy alta, completando el 90% de las tareas, incluyendo ordenar cocinas y dormitorios a la orden de «¿Por favor, podrías ordenar la habitación?» o «¿Podrías colocar todos los cubiertos en el fregadero?» Es lo que denominan un modelo de Visión-Lenguaje-Acción (VLA) avanzado. Eso sí: muy rápido no resulta. El truco es que las imágenes del vídeo se reproducen a velocidad entre ×2 y ×10… Y aun así parece una tortuga.

Para que las pruebas fueran más realistas lo llevaron a habitaciones nuevas que nunca había visto antes. Eso sí, el montaje del chisme no es trivial; parece que vayas a preparar un nido de francotirador. Y el robot en sí, con su brazo-pinza, ruedas, cámaras y demás me parece gigantesco.

Pero lo importante va por dentro: lo interesante es que si lo entrenas lo suficiente (aquí probaron con 100 entornos distintos, llevándoselo a Airbnbs) el modelo puede reconocer un buen número de órdenes y luego completar las tareas correctamente la mayor parte de las veces, aunque se equivoque o se quede corto de vez en cuando. Además, si está realizando una tarea y lo interrumpes es capaz de reorganizar sus planes en base a lo que le pidas, un poco como hacemos las personas.

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