Por @Alvy — 21 de Julio de 2024

En el canal del gran Mark Rober se muestra cómo fue el proceso de diseño y construcción de un robot para resolver rompecabezas que funciona con piezas y diseños normales y corrientes, sin requerir ayuda humana de principio a fin. Pero además de eso es que resulta ser 200 más rápido que cualquier persona, incluyendo Tammy McLeod, que tiene el Récord Guinness de resolución de puzles. Es mucho mejor que otros intentos anteriores que estuvieron bien pero no cumplieron con todas las expectativas.

El robot en cuestión, llamado Jigsaw, utiliza servomotores de precisión y una ventosa para levantar, girar y colocar las piezas, con una precisión de 0,005 grados. Además de eso tiene un par de cámaras en sus «grandes ojos simpáticos» para tomar imágenes de alta resolución con las que clasificar las piezas y pasarlas al algoritmo que compara las curvas de cada lado en busca del que encaja más perfectamente. La explicación completa y todos los detalles puede leerse en un resumen de 50 páginas (El robot Jigsaw, o: Cómo resolvimos un puzzle en 15 meses).

Aunque en el vídeo hay algo de paja es interesante ver los diferentes retos y cómo los van superando: problemas de precisión del software, del mecanismo, etcétera. Hasta el final hay un truco con el encaje preciso de las piezas, errores absurdos como que el rompecabezas se mueve sobre la mesa y demás que son interesantes.

Finalmente hay una competición con un rompecabezas de 1.000 piezas completamente blanco, lo cual es un poco el colmo de la complejidad en este tipo de puzles. El robot lo resolvió en menos de 4 horas, superando a McLeod, la campeona humana, quien tuvo que declarar que nuestra especie ya no puede competir contra las máquinas tampoco en esta categoría de las habilidades cotidianas.

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Por @Alvy — 28 de Abril de 2024

La gente de Astribot ha publicado un vídeo de su Astribot S1, un robot bastante diestro capaz de realizar entre otras cosas tareas domésticas como doblar la ropa, recoger objetos o decantar vino.

Lo mejor es que el vídeo no sea falso: tal y como indican está grabado a velocidad normal (×1) y sin teleoperación, que es otro de los «trucos» que suelen usar los fabricantes para engañar antes de presentarlos al mercado (estos trucos suelen ser: mucha animación 3-D fotorrealista, teleoperación y grabaciones a ×2, ×4 o incluso más, por no hablar de la preparación de las pruebas).

Aunque todas las tareas que lleva son como las que ejecutaría una persona –de hecho las hace de manera muy parecida– sus manos no tienen dedos, sino dos poderosas pinzas. El fabricante cifra su «velocidad máxima en 10 m/s (frente a los ~7 m/s de un adulto) pudiendo levantar 10 kg por cada mano, con una precisión de 0,03 mm (la de los humanos es de 1 mm más o menos).

Hay detalles que merecen mucho la pena. Por ejemplo, alguien comentaba que cuando ordena los objetos de papelería en una caja, con una mano hace el imperceptible gesto de sujetar la caja para que al cerrar el cajón no se mueva. Escalofriantemente humano. Y es que los algoritmos parece que aprenden rápido cómo hacer bien las cosas.

Bonus: para la secuencia en la que retira el mantel con las copas en equilibrio encima de la mesa;, toda una demostración de la Primera Ley de Newton a la par que truqui espectacular.

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Por @Alvy — 10 de Febrero de 2024

Estos curiosos y a la vez inquietantes androides son unos robots humanoides llamados EVE, obra de la compañía noruega 1X Technologies, que tiene algo de financiación de OpenAI y se dedica a «diseñar androides para beneficiar a la sociedad» (loable objetivo, porque claro, si dices «para dominar el mundo…» te llaman la atención). Su propósito es crearlos de modo que sean sobre todo seguros e inteligentes pero a la vez prácticos.

Aquí se les ve trabajando rutinariamente en una especie de almacén clasificando objetos, paquetes y realizando otras tareas como recargar sus baterías. El resultado es un tanto peculiar. Para mi gusto están en pleno valle inquietante, ese punto en el que parecen «demasiado humanos» y dan miedito, probablemente por el tamaño del cuerpo y su musculado torso con hombros dignos de Conan el Bárbaro, los brazos, y el traje-pijama-chandalista. Intentan parecer amables y redonditos, pero a la vez resultan amenazadoramente robóticos, con ruedas poco naturales, una cara que me recuerda a las de Westworld (la peli antigua, de 1973) y amenazadoras garras metálicas. No sé yo si mucha gente se metería en ese almacén a solas con ellos.

Seguramente tengan que darles una vuelta al concepto y el diseño. Leí hace poco que los ingenieros tienen cierta manía por diseñar robots que parezcan humanos, cuando un robot no tiene necesariamente que tener forma humana: ni solo dos brazos, ni cabeza, ni piernas para caminar. Todo depende de para qué se usen y qué tengan que hacer (mira R2-D2).

Algo sumamente destacable del vídeo, por cierto, es que muestra una imagen sumamente auténtica de cómo son los EVE, a diferencia de casi todos los vídeos que veas por ahí de robots y otros inventos futuristas. No utiliza teleoperación (una persona manejando a los robots a distancia), no hay cortes y todo está en un solo plano, no está acelerado a ×2 (bandera roja absoluta) ni los robots circulan en trayectorias programadas. Bien por la gente de 1X Technologies; ojalá todos hicieran lo mismo.

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Por @Alvy — 19 de Octubre de 2023

Este «gemelo digital» parece divertido, blandito y amable. Es algo así como el famoso robot de telepresencia de Sheldon Cooper –un palo y una tableta– pero con una capa extra inflable, que lo vuelve un robot redondito y blando. Como dicen en el trabajo que han presentado los estudiantes de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Meiji en Japón, «lo mismo sirve para hacer de pareja como para un trío».

Además de cobrar presencia inflándose el avatar inflable tiene sencillos mecanismos para hacer algunos gestos, tales como mover las caderas e inclinarse, levantar los brazos o mover la cabeza. Esto lo hace un poco más humano a la hora de interactuar. En el vídeo [no tiene sonido] puede verse en acción.

Además de esto, una de sus principales ventajas es que es poco peligroso, psicológicamente nada amenazador y capaz de detectar interactuación táctil a través de su piel inflable, por ejemplo cuando se le da la mano y cosas así. Un gran invento, tan sencillo como aparente y resultón.

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