Agosto2016

Por @Wicho — 31 de agosto de 2016

Madmax. El niño resucitado. El huerto de calabazas. El palacio. La tormenta. El renacuajo. La cabaña secreta. El cerebro. El hermano desaparecido.

¿Serán estos quizás los títulos de los capítulos de la segunda temporada de Stranger Things? Pues podría ser. Pero lo único que sabemos a ciencia cierta es que lo que nos cuente tendrá lugar en el otoño de 1984, un año después de los hechos de la primera temporada.

Y que tendremos que esperar hasta 2017 para devorar esta nueva temporada cual demogorgon ansioso y salir de dudas.

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Por @Wicho — 31 de agosto de 2016

En una noche clara y con un cielo realmente oscuro seríamos capaces de ver unas 3000 estrellas a simple vista. Pero eso es algo que muy pocos hemos llegado a ver alguna vez, ya que en las ciudades la contaminación lumínica nos lo impide. De hecho en ellas apenas podemos ver un puñado de estrellas.

Y en España, por ejemplo, tendríamos que desplazarnos cientos de kilómetros para encontrar un cielo verdaderamente oscuro. Lo mismo pasa con buena parte de Europa y de los Estados Unidos.

En Un cielo sin estrellas puedes obtener una completísima información acerca de qué es la contaminación lumínica y como nos afecta. Está centrado sobre todo en la situación en España, pero las cosas que cuenta se pueden aplicar a todo el mundo.

Como dice el autor

Exigiendo una mayor responsabilidad en la iluminación de nuestras ciudades podremos conseguir no sólo un menor gasto público, sino cielos nocturnos más limpios.

No hablamos sólo de la potencia que empleamos en iluminar nuestras ciudades, sino también del tipo de iluminación utilizada, ya que cada fuente de luz se dispersa en la atmósfera de una forma distinta. Además, promover que el alumbrado se dirija al suelo mejorará la eficiencia y eliminará la sobreiluminación del cielo nocturno.

(El vídeo vía Enrique Coperías; el mapa vía Miguel Santander).

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Por @Wicho — 31 de agosto de 2016

Adiós, Dragon

Bye, bye, Dragon
La Dragon 9 a su partida de la EEI

Un amerizaje a 525 kilómetros al oeste de Baja California a las 15:47 UTC del 26 de agosto de 2016 ponía fin a la misión de la cápsula de carga Dragon SpX–9 que, entre otras cosas, había llevado a la Estación Espacial Internacional el adaptador que permitirá que las naves espaciales tripuladas que están desarrollando Boeing y SpaceX puedan atracar en ella.

En su viaje de vuelta la Dragon 9 traía en su interior 12 ratones y muestras de sangre, saliva y orina de astronautas, así como cultivos de células y muestras de vegetales cultivados en la Estación. Todas estas muestras venían convenientemente guardadas en las neveras de la cápsula.

También ha traído de vuelta hardware ya no necesario a bordo o que necesita ser revisado como uno de los trajes que se usan para paseos espaciales.

La Dragon 9 a bordo de la barcaza de recuperación
La Dragon 9 a bordo de la barcaza de recuperación

Uno de los compromisos de SpaceX con estas misiones es que los materiales marcados como urgentes han de estar en 48 horas en manos de sus destinatarios, con lo que siempre es una especie de carrera contra reloj izar la cápsula a bordo de la barcaza y llegar lo antes posible a puerto.

En la actualidad la Dragon es la única nave que da servicio a la Estación que tiene la capacidad de traer carga de vuelta en una cantidad apreciable; en las Soyuz tripuladas apenas se pueden meter unos kilos y las Progress y las Cygnus se destruyen en la atmósfera durante su reentrada, con lo que su función es más bien la de camión de la basura al final de su misión.

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Por @Wicho — 31 de agosto de 2016

Júpiter desde 703000 kilómetros de distancia
Júpiter desde 703000 kilómetros de distancia – NASA/JPL-Caltech/SwRI/MSSS

La sonda Juno de la NASA está en órbita alrededor de Júpiter desde el 5 de julio de 2016. Pero antes de comenzar la fase principal de su misión tiene que trazar dos órbitas de captura que permiten dejarla en la órbita deseada sin gastar toneladas de combustible que, por otra parte, no tiene.

La máxima aproximación a Júpiter de la primera de esas órbitas tuvo lugar el pasado 27 de agosto, cuando a las 13:44 UTC la sonda pasó a tan sólo 4200 kilómetros de las nubes que recubren el planeta.

Será la máxima aproximación de Juno al planeta hasta que termine su misión precipitándose en su atmósfera y según se puede leer en NASA's Juno Successfully Completes Jupiter Flyby todo ha ido, una vez más, a la perfección.

Todos los instrumentos funcionaron como estaba previsto y la NASA está ya recibiendo los datos capturados durante este primer sobrevuelo, así como las imágenes capturadas por la JunoCam que todos los espaciotrastornados esperamos ansiosamente, aunque tendremos que esperar aún un par de semanas para verlas.

Las capturadas durante la máxima aproximación a Júpiter serán las de mayor resolución que hayamos visto jamás del planeta, y en especial de sus polos; Juno es la primera sonda en entrar en una órbita polar alrededor de un planeta exterior.

Impresión artística de Juno en órbita
Impresión artística de Juno en órbita

El próximo 23 de septiembre Juno estará en el punto más lejano a Júpiter de su segunda órbita de captura, momento en el que encenderá su motor para dejar todo listo para volver a encender su motor el 19 de octubre y así ajustar su órbita al periodo deseado de 13 días, 23 horas y 41 minutos.

Los nueve instrumentos de Juno nos permitirán analizar la composición de la atmósfera de Júpiter, y quizás podamos dilucidar si tiene o no un núcleo sólido bajo su manto de nubes; tendremos también mapas detallados de su campo magnético, de sus emisiones de radiación, y de su campo gravitatorio.

Todo eso nos ayudará a saber más del origen de nuestro sistema solar, ya que a fin de cuentas, podemos considerar a Júpiter como una estrella que se quedó pequeña y nunca llegó a encenderse.

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